Es la pieza más importante de la colección de joyas de la Familia Real y ha sido lucida por la Reina doña Sofía en grandes solemnidades, como puede verse en la fotografía
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Fabricada en platino con incontables diamantes engastados sobre mil granos, su diseño (inicialmente fue una “coronette”) se basa en las flores de lis, emblema heráldico de los borbones unidas por roleos y hojas vegetales de diamantes y ondas decrecientes, todo ello de excepcional valor
6 ABRIL 2004
Cada día queda un poco menos para la que será, sin duda, la boda del siglo en España, día en el que Madrid se convertirá en capital mundial de la realeza. Cuando llegue el esperado momento, del que el príncipe de Asturias y doña Letizia Ortiz serán absolutos protagonistas, habrá, entre otras cosas, un especial interés en saber no sólo cómo irá vestida la novia, sino también con qué estará coronada su cabeza. Con tal motivo descubrimos para nuestros lectores las más deslumbrantes diademas de la Familia Real española, lucidas en las grandes solemnidades y a través de los años por la Reina doña Sofía, dado que, indudablemente, alguna de ellas podría ser la que lleve la prometida del heredero de la Corona el día de su boda.
La diadema de las flores de lis
Una de las últimas grandes joyas de la Familia Real es, sin duda, la diadema de las flores. Una pieza que fue creada en 1906 por la firma española Ansorena en platino y brillantes en forma de cestillo con charnelas que permiten lucirla cerrada o abierta. Un regalo de Alfonso XIII a su prometida, la princesa Victoria Eugenia de Battemberg, quien la luciría el día de su boda, el 31 de mayo de 1906 y, quien, haciendo mención a las joyas lucidas el día de sus nupcias dijo: “un hilo de brillantes que era de “Riviere” (un encargo que hizo el rey a París); la diadema de las tres flores de lis; y un broche que tenía la peregrina", la perla que Felipe II compró para Isabel de Valois y que ha sido usada, después, por otras reinas.
Fabricada en platino con incontables diamantes engastados sobre mil granos, su diseño (inicialmente fue una “coronette”) se basa en las flores de lis, emblema heráldico de los borbones unidas por roleos y hojas vegetales de diamantes y ondas decrecientes, todo ello de excepcional valor.
La reina Victoria Eugenia expresó en su testamento la voluntad de que esta joya pasaran a su hijo don Juan y de éste a su nieto, Juan Carlos. La primera vez que la reina usó esta diadema fue durante una cena ofrecida por la Reina Isabel II , en Inglaterra. Es la pieza más importante de la colección de joyas de la Familia Real y ha sido lucida por la Reina doña Sofía en grandes solemnidades.