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La princesa Máxima de Holanda lució la pieza por excelencia de todas las reinas, una tiara de diamantes histórica.
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26 MARZO 2004
En una boda de cuento, como la que celebró Holanda el 2 de febrero de 2002, la princesa Máxima no pudo dejar de usar la pieza por excelencia de todas las reinas, una tiara de diamantes histórica, a la hora de convertirse en la esposa del príncipe Guillermo de Holanda, el futuro soberano de los Países Bajos.

Sobre el cabello, recogido en un moño, la princesa Máxima lució una valiosísima tiara, que pertenece a las joyas de la corona de Holanda. Esta magnífica obra de joyería está formada por una estructura de oro blanco con incrustaciones de diamantes, de la que salen cinco flores con forma de estrella. La misma base que lució la reina Beatriz el día de su "coronación", (sólo que con flores de diamantes y perlas) y exactamente igual a la que la Soberana llevó el día de su boda con el príncipe Claus, ya fallecido.

Brillantes
Además de la espectacular tiara, la novia acompañó el sencillo vestido, diseño de Valentino, con unos pendientes largos, formados por un hilo de brillantes terminados en una lágrima de diamante; los mismos que llevó la soberana holandesa el día de sus nupcias.

La tiara puede ser usada como gargantilla en cenas de gala y como broche en actos oficiales públicos.


   
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