4 MARZO 2004
Las mesas serán redondas, excepto la mesa presidencial, que tendrá forma alargada, y dará cabida, aparte de los ya príncipes de Asturias, a Sus Majestades los Reyes y los padres de doña Letizia Ortiz, entre otras personalidades relacionadas con el Gobierno y casas reales de mayor antigüedad. Un máximo de 24 personas, ubicadas según el peinado la alternancia según el cargo y la categoría social. En cuanto al resto de los invitados, la colocación de éstos sería entremezclada, en las 128 mesas redondas restantes protocolarizadas al efecto. Cuanto mayor rango tengan y más allegados sean los familiares, más cerca se sentarán de la mesa presidencial.
Ningún detalle habrá quedado al azar y eso quiere decir que todos los comensales estarán “cuidadosamente colocados” al menos al lado de un miembro de la familia de la Casa Real española. Señalar también en este punto que, a la hora de sentarse, se alternarán hombre-mujer, que los matrimonios, aunque compartan la misma mesa, estarán separados y que las puntas de las mesas han de ser cerradas por caballeros.
Por último, añadir que, en la disposición de las mesas (entre 8 y 12 comensales en cada una) protocolo de la Casa Real ha tenido en cuenta “la maldición del número 13” evitando, de antemano, sentar a 13 personas en la misma mesa así como el riesgo del número 14 porque, entre un millar de invitados, es normal que falle alguno.
'Copa de espera' en El Palacio Real
Una vez concluida la ceremonia religiosa y en el mismo momento en el que los invitados comiencen a acceder a palacio, el personal de protocolo les orientará hacia los salones donde se celebrará la copa de espera.
La ubicación de cada invitado se presenta en los "planos meseros" colocados en las distintas salas; sin embargo, veinticuatro o cuarenta y ocho horas antes del acto, la Casa del Rey envía a cada invitado una tarjeta con el plano y el puesto que le corresponde. Este orden permite una rápida distribución de los comensales.
Una vez finalizado el almuerzo, la Familia Real saludará, como es su costumbre, a todos a sus invitados. Al saludar, los caballeros hacen el besamanos, cogiendo levemente la mano derecha de la señora y haciendo el ademán de besarla, sin llegar a tocarla con los labios. Las señoras, en cambio, hacen una reverencia llevando la pierna izquierda por detrás de la derecha, flexionándolas ligeramente. Es oportuno felicitar de manera cordial y breve a los padres y a los contrayentes. Dar una idea sobre qué decir en este momento es difícil, pues dependerá del grado de confianza, espontaneidad y, fundamentalmente, de los sentimientos que quiera expresar cada uno.
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