3 NOVIEMBRE 2003
El acceso a la vivienda se realiza a través de un jardín muy sencillo en el que, a una prudente distancia de la puerta principal, se ha instalado un estanque ovalado con tres fuentes. Alrededor de éste, plataneras y pequeños setos de flores. Y desde éste, impresionantes vistas de la ciudad de Madrid y de los Montes dEl Pardo.
La casa, de estilo renacentista-castellano, con paredes y pilares de ladrillo y algunas vigas de madera, tiene grandes ventanales de teca oscura y una diminuta terraza sobre el porche –permite la entrada de luz natural al vestíbulo- sobre la que se ha izado el mástil con el guión del Príncipe de Asturias.La entrada a la vivienda está enmarcada por dos enormes columnas de piedra pulida.
El jardín y el vestíbulo
Están separados por una pequeña entrada de granito y madera que da paso al hall de la vivienda. Un espacio desde el que se distribuyen todas las estancias de la casa y, desde el que, sale una escalera de caracol con barandilla de madera y hierro forjado cubierta con una alfombra azul con pequeños topos de color vainilla. La escalera (la vivienda también dispone de ascensor) conduce directamente al piso superior donde se encuentra el verdadero reducto privado de don Felipe de Borbón y de su futura esposa, dona Letizia. 423 m2 divididos de la siguiente forma: el dormitorio principal, con dos vestidores, dos cuartos de baño y una sala de estar con chimenea (100 m2 aproximadamente); tres dormitorios más –de 20 metros cada uno- con dos baños y un aseo (para los futuros hijos del Príncipe de Asturias) y una pequeña sala de estar, un despacho y un antedespacho, destinados al gabinete del Príncipe. Esta primera planta dispone, asimismo, de una gran terraza desde la que se pueden ver los montes de El Pardo y el palacio de la Zarzuela.
El Príncipe, decorador de su hogar
La decoración del vestíbulo ha sido supervisada, al igual que el resto de la vivienda, por don Felipe. Sus paredes son de color piedra y la estancia está presidida por un tapiz de la Escuela de Bruselas con motivos clásicos de la mitología griega –el Príncipe ha dicho que algunos de los objetos que se habían usado para la decoración eran provisionales-; dos consolas, dos sillones y dos mesas de madera y mármol; así como tres pinturas del siglo XIX, de Fernando Brambilla (pintor de cámara Carlos IV ), que representan los Reales Sitios de El Escorial y de la Casa del Labrador, de Aranjuez. Uno de ellos es el llamado “Vista del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial con parada militar” (1824).
Además del mobiliario y de las obras de arte mencionadas, la decoración de esta habitación se ha completado con un reloj inglés de sobremesa Bracket del S.XVIII con caja de caoba, aplicaciones de bronce cinceladas y esfera metálica de medio punto. Un maravilloso objeto, que pertenece al fondo de Patrimonio Nacional, y que descansa sobre una consola de los Talleres Reales, estilo Carlos IV, de finales del siglo XVIII. El suelo de esta estancia es de mármol y reproduce dibujos de rombos en negro y marrón y el techo lleva un artesonado de madera.
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