Travis Fimmel era un joven fornido y guapo, cuya única preocupación era destacar como estrella del fútbol y trabajar en la granja que sus padres poseen en Echuca (Australia). Un buen día, quizá cansado de la posible monotonía de la vida rural, se marchó a Estados Unidos con un nuevo reto: triunfar como modelo. De hecho, cualidades físicas no le faltan, ya que goza de un cuerpo escultural. A esto se añade, por raro que parezca, una belleza andrógina, muy cotizada en el mundo de la moda a principios del siglo XXI.
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Con tan solo 60 dólares (unos 48 euros) en el bolsillo y mucha esperanza, el humilde granjero aterrizó en tierras norteamericanas. Como por arte de magia, su vida cambió por completo con una rapidez impresionante.
En menos de un año, Travis pasó de ser un desconocido a convertirse en uno de los top models masculinos más cotizados y con un número mayor de admiradores. Y todo ello gracias a la intuición del diseñador Calvin Klein, que le eligió como imagen de sus campañas a finales de 2001. Con ropa interior o con pantalones vaqueros, el joven australiano se desnudó en unas provocativas imágenes que desvelan al mundo entero todos sus atributos. Frente al objetivo del prestigioso Steven Klein, este rubio de imagen inocente dejó claro que iba a triunfar.
Antes de ser imagen de Calvin Klein, Travis ya había realizado algún trabajo como modelo, aunque pasó desapercibido. Hasta ese momento, sólo había trabajado como extra en vídeos musicales de las cantantes Jennifer López y Janet Jackson; y había protagonizado una campaña de productos capilares y otra de telefonía móvil, en la que aparecía de espaldas.
Actor
Desde 2003, Travis comenzó a probar suerte como actor. Su primer papel fue como protagonista de la serie de televisión 'Tarzán'. En 2013, cambia radicalmente de 'look' como protagonista de la serie televisiva 'Vikingos'. En ese momento, ya contaba con 18 títulos en su currículum.