Skip to main contentSkip to footer
robert downey

Robert Downey Jr

Nadie ha puesto nunca en duda la capacidad interpretativa de Robert Downey Jr. Desde que a los cinco años su padre, el director independiente Robert Downey Sr., le puso ante las cámaras para rodar el filme Pound, su capacidad camaleónica para hacernos vivir trepidantes historias no ha hecho sino crecer. Sin embargo, esas truculentas historias producto de la ficción poco a poco, sin apenas darse cuenta, se fueron apoderando de su vida cotidiana. Desde entonces no ha podido desprenderse del cartel de actor problemático.


7 de noviembre de 2006 - 14:12 CET
Nueva York, EEUU

Atractivo, con la mirada franca del que sabe que ha vivido más de lo recomendable y quiere cambiar a fuerza de trabajo y pasión por una profesión que le llegó de manera casi inevitable. Su padre, Robert Downey Sr., le enseñó las entrañas mismas del arte fílmico y le mostró las magias del mundo del espectáculo. De su Nueva York natal, el niño Bob, como le llaman los más allegados, tuvo que hacer en su infancia más de una vez las maletas para seguir la vitalidad incansable de sus progenitores. En Londres, recibió clases de ballet clásico, pero siguió sus estudios hasta los diecisiete años. En ese momento, dijo adiós al instituto y retornó a su Greenwich Village para prepararse concienzudamente en el difícil arte de la interpretación.

Su preparación vio la luz en el momento en que apareció en el mítico programa de la televisión Saturday Night Live. Tenía veinte años y muchos productores se fijaron en sus dotes innatas para contactar con la gente y seducirla con sus guiños y rasgos de niño grande.

A la gran pantalla llegó con un papel que, sin creer en trasgos premonitorios, sí parece producto de una broma, algo macabra, del destino. Se trataba de la película, basada en el libro de Bret Easton Ellis, de Menos de cero, en el que interpretaba a Julien, un joven adicto a la cocaína. Una vez que el público le conoció, y le agradó su manera de mimetizarse con los personajes más complejos, los directores más cotizados le ofrecieron papeles en sus películas: de Robert Altman a Oliver Stone, pasando por el minucioso Richard Attenborough. Precisamente, fue este último director quien le dio la oportunidad de trabajar concienzudamente en la creación de un carácter único: en Chaplin, Robert Downey Jr. consiguió meterse en la piel misma del genio. Su trabajo logró el reconocimiento unánime de la crítica y el público. De hecho, fue nominado para el Oscar.

Cuando parecía que la vida profesional le sonreía, y personalmente tras la relación de siete años con Sarah Jessica Parker, contrajo matrimonio con Deborah Falconer y tuvo un hijo, Indio, en 1994, su vida comenzó a adentrarse en una espiral llamada adicción que le hizo protagonizar, no ya un filme, sino alguno de los capítulos más sonados de la crónica negra de Hollywood en la última década.

Después de cumplir condena por consumo de estupefacientes, se le ofreció al actor un papel protagonista en la serie Ally McBeal. Todo un éxito de público, en especial para las seguidoras del actor, que se emocionaron al ver que, además de actuar, Robert Downey Jr. sabía cantar y no lo hacía nada mal...

Pero la música de Ally le trajo pocas alegrías. El 24 de abril de 2001 se le volvió a detener por conducir bajo los efectos del alcohol y alguna otra substancia... El productor de la serie, David E. Kelley, le despidió inmediatamente después de ser arrestado.

Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, de verse siempre envuelto en el ojo del huracán, de parecer más conocido por los escándalos que por su trabajo, Robert Downey Jr. y su manera de dar vida a los personajes que le tocan en suerte sigue siendo respetado en la Meca del Cine... y en la opinión de cientos de críticos que ven en él un actor de características excepcionales.

TE PUEDE INTERESAR