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paz vega

Paz Vega

La pequeña pantalla logró que Paz Vega entrara por la puerta grande en el fascinante mundo del séptimo arte. Ya la conocía todo el mundo por su papel de Laura, en la popular serie Siete vidas. Paz Vega es una andaluza inquieta que descubrió, al ver una representación de La casa de Bernarda Alba que lo suyo iba a ser la interpretación. Ése es el origen de un torbellino llegado de Sevilla.


7 de noviembre de 2006 - 14:12 CET
Sevilla, España

Lo de Vega lo adoptó de su abuela. Y el gusanillo por la interpretación llegó de la mano de un andaluz internacional, Federico García Lorca, y su obra, llena de mujeres múltiples, La casa de Bernarda Alba. La vio adolescente y aquello marcó un antes y un después. De niña, Paz Campos quería ser deportista e incluso política de verbo ágil. Sin embargo, sentir la fuerza del teatro hizo mella en la joven quien comenzó a esperar el momento de entrar al Centro Andaluz de Teatro. Con 16 años pudo dar un primer paso hacia su sueño. Estudió, interpretó y descubrió que tal vez en Madrid estaba la llave que abriría todas las puertas.

Allá fue, a la capital con ganas de comerse el mundo en dos bocados. No obstante, para empezar aquel festín hubo de pasar una larga temporada trabajando en bares mientras acudía a cuanto casting se enteraba. De esta manera comenzó a ser un personaje relativamente conocido para los asiduos de la pequeña pantalla. Grabó algunos capítulos para series como Menudo es mi padre, Más que amigos o Compañeros. De ahí dio el primer salto, tímido, hacia la gran pantalla. Trabajó para Jumilla Carbajosa en un filme con trasfondo televisivo, Zapping. Después, se puso a las órdenes del tándem Menkes/Albacete para Sobreviviré. Y ése pareció ser su grito de guerra. Paz, ya Vega, sobrevivió a pesar de un mundo tan competitivo como el de la interpretación. Sobrevivió, y resaltó, a base de muchas horas de rodaje en una serie tan aplaudida como 7 vidas, en la que demostró, haciendo de la prima andaluza de Toni Cantó, un desparpajo y viveza a los que estamos poco acostumbrados.

7 vidas fue su mejor carta de presentación, pero tuvo que dejarla ante la tentadora oferta de Julio Médem y su Lucía y el sexo. Combinar televisión y cine, en altas dosis de trabajo, es altamente contraproducente para el artista que ve cómo los días pasan en una carrera perpetua de un punto a otro de la ciudad.

La decisión de darse un respiro en cuanto a la televisión fue un acierto, si atendemos al Goya que ganó, como Mejor Actriz Revelación, en el 2002 por su papel en Lucía y el sexo. Además, y eso no lo pueden decir muchas actrices, Paz Vega ya es una de esas chicas Almodóvar que tanto cotizan a nivel nacional e internacional.

Paz Vega, imparable, sigue comiéndose la cámara a golpe de tremenda desnudez, y sinceridad, en una mirada que no se calla.

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