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orlando bloom

Orlando Bloom

Lo suyo fue una cuestión de suerte. Nada más finalizar sus estudios de interpretación en la prestigiosa Escuela Guildhall de Música y Drama –allá por 1999–, el imprevisible Peter Jackson decidió darle una oportunidad en la taquillera El señor de los anillos. Así fue cómo el soñador de Orlando Bloom se convirtió por siempre en el elfo Legolas. Y así fue como toda una generación de adolescentes vieron en él la prueba palpable de que los sueños sí pueden cumplirse.


7 de noviembre de 2006 - 14:12 CET
47 años
Canterbury, Kent, Reino Unido
Horóscopo : capricornio

Aunque sólo fuera por un nombre tan sonoro, Orlando, no sorprendió en absoluto que este joven apasionado por el teatro se dejara arrastrar por la magia de la interpretación… y triunfara. Su madre, Sonia, fue un constante apoyo para él y su hermana Samantha, a quienes, desde muy pequeños, apuntó en cuantos concursos de declamación y poesía encontraba a su paso.

Sin embargo, Orlando Bloom (cuyo nombre no viene del famoso personaje de la escritora Virginia Woolf, sino del compositor Orlando Gibbons) ha confesado en repetidas ocasiones que el actor que más le influyó en sus sueños futuros fue Christopher Reeve. “Con nueve años, tenía una novia compartida. Solíamos hacer carreras en el parque y el ganador se convertía en su novio pore se día. Yo quería ser como Superman, y volar para ganar a todos y poder rescatarla. Tan pronto como supe que Superman era un actor, lo tuve claro: ‘Eso es lo que yo quiero ser”.

Y lo logró, con renombre internacional, tan sólo cuarenta y ocho horas después de graduarse. Antes del momento en que Peter Jackson pusiera sobre él su ojo experto de “cazador” de estrellas, el joven Orlando Bloom ya había hecho sus pinitos frente a la cámara. En 1997 participó (con un diminuto papel que, sin embargo, hizo que muchos volvieran la vista hacia su carisma) en Wilde, una película centrada en la vida de Oscar Wilde, con la participación de estrellas ya tan consagradas como Jude Law, Stephen Fry, Vanessa Redgrave. También había aparecido, un año antes, de forma discreta en algunos capítulos de la serie televisiva Casualty. Pero, sin duda, fue el bombazo de El señor de los anillos el que le valió de rampa de despegue en su codiciado camino hacia la fama.

Cruzó el planeta para “plantarse” literalmente en Nueva Zelanda durante los cerca de dieciocho meses que duró el rodaje de la saga. Se centró en aprender al máximo todos los secretos de la interpretación ante una cámara para la gran pantalla. Hizo buenos amigos y se dejó asesorar por Viggo Mortensen, el actor que encarnaba a Aragorn, y en quien, enseguida, halló un “padre adoptivo” para los tiempos del rodaje. Por fortuna, para el talento de Orlando Bloom sí ha habido vida después de El señor de los anillos. Eso sí, parece estar especializándose en las sagas épicas, con papeles en películas como Troya, El reino de los cielos (rodada en buena parte en España) o la taquillera Los piratas del Caribe.

En el amor, y a pesar de haberse convertido en héroe indiscutible de las adolescentes, es más discreto. Su relación más conocida fue con la también actriz Kate Bosworth.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.

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