Nicole Kidman quiso acompañarle en una de las noches más importantes para todo artista con renombre de la industria discográfica. Allí estaba ella, la gran diva de Hollywood, en el backstage de los Grammy, con la mano enlazada a la mano de Keith Urban. Así se confirmó lo que parecía tan sólo un rumor: la pareja se dejaba ver en público y mostraba así que lo suyo era mucho más que un capricho temporal. Comenzaron a sonar campanas de boda.
Pero antes de Nicole Kidman, sí existía Keith Urban para los medios. Y existía por propio derecho. Por talento natural. En 2005, este músico de voz seductora ganó un Grammy gracias al tema You´ll Think of Me. Era la culminación de una carrera lenta pero segura. Su primer álbum lo grabó en 1991, con veinticuatro años y muchas ganas de triunfar. Un año más tarde, el joven músico decide que si lo que le apasiona es la música country, su obligación es vivir en la cuna del género y, desde allí, crear sus temas y multiplicar su música. Se traslada a Nashville. Por desgracia, cae en el mundo oscuro de las drogas duras. A finales de los noventa acude a una clínica de rehabilitación para acabar con su adicción a la cocaína.
A partir de ahí, parece que despega, al fin, su carrera en Estados Unidos. De amores, tampoco puede quejarse. En sus peores años, le acompaña siempre Laura Sigler, una joven veterinaria a quien Keith Urban dedica una de sus inolvidables baladas de amor, You´re the Onnly One. Sin embargo, la pareja rompió en 2002.
Poco después, el músico conoce a la supermodelo Niki Taylor con quien también vivirá una relación de tres años. Ambos deciden anunciar oficialmente su separación en julio de 2004. Con el corazón sin dueña, el músico acude a una cena organizada por el Gobierno australiano en Los Ángeles, en enero de 2005. Es ahí donde conoce a Nicole Kidman y ahí donde ambos inician la aventura de conocerse un poco más, y un poco más, hasta llegar al altar.
A pesar de que la vida parecía sonreírle más que nunca, en octubre de 2006, el mismo cantante anuncia desde su web oficial que “voluntariamente he decidido ingresar en un centro de rehabilitación”. De nuevo, la drogas pretenden hacerse dueñas de su vida. En esta ocasión, su esposa, Nicole Kidman, le brinda todo el apoyo, mientras él se lo agradece con las siguientes palabras: “Lamento profundamente el daño que esto pueda causarle a Nicole y a todos cuantos me quieren y apoyan. Tengo la fortuna de contar con el apoyo incondicional de mi mujer, mi familia y amigos. Me siento optimista sobre el futuro”.