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Frida Giannini

La mejor sucesora de Tom Ford.


7 de noviembre de 2006 - 14:12 CET

Hija de una profesora de Historia del Arte y de un arquitecto, nació y creció en la monumental ciudad de Roma. Siempre le gustó la moda; de hecho, jugaba en el estudio de su padre, dibujando vestidos y zapatos; y, además, su abuela materna poseía una gran tienda de ropa en la capital italiana.

No es de extrañar que, con tales antecedentes se matriculara en la Academia de Moda de Roma para estudiar diseño. Se graduó con éxito, y su primera oportunidad se la dio la casa Fendi, para la que puso su talento creativo en la confección de accesorios. Sobre todo, fue la responsable de que el bolso baguette de esta firma se convirtiera en un imprescindible de moda. Este triunfo hizo que el diseñador [Tom Ford] se fijara en ella y le propusiera unirse a su equipo creativo para la firma Gucci; una propuesta que aceptó en el año 2002.

En noviembre de 2003, Tom Ford sorprendía al mundo entero tras anunciar que abandonaba el grupo Gucci (era el responsable de diseñar las colecciones de las firmas Gucci e Yves Saint Laurent, ambas pertenecientes a esta compañía italiana). Tuvieron que pasar cuatro meses para que se dieran a conocer los nombres de sus sustitutos: [Stefano Pilati] diseñaría las propuestas de [Yves Saint Laurent]; [Alessandra Facchinetti], las colecciones femeninas de Gucci, mientras que las creaciones para hombre serían obra de [John Ray]; y, por último, los accesorios de esta última marca pasarían a confeccionarse por Frida Giannini.

Desde aquí, la fama de esta última creció como la espuma. En marzo de 2005, Alessandra Facchinetti abandonaba su puesto por "desacuerdos con la directiva". Frida ocupaba su lugar, a lo que, en enero 2006, se sumaba ser nombrada como responsable también de las propuestas masculinas de Gucci, tras la marcha de John Ray.

Su primera colección femenina (para la temporada de primavera-verano 2006) fue todo un éxito y corroboró su magnífico talento para renovar el estilo de la firma en forma, pero no en esencia. Renunció a la mujer ante todo sexy que Ford instauró y se decantó por una moda que, aunque sensual, era más íntima y tranquila. Además, precisó que el color inundaría su pasarela.

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