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Claus de Holanda

'Con el príncipe Claus se ha marchado una gran persona'. Así comunicó el Primer Ministro holandés, Jan Peter Balkenende, la muerte del príncipe Claus de Holanda, el 6 de octubre de 2002. Lejos quedaban las protestas de muchos holandeses ante la decisión de su princesa de contraer matrimonio con un aristócrata de origen alemán. Las dotes diplomáticas del príncipe Claus ayudaron a calmar aquellas tormentas pasadas.


7 de noviembre de 2006 - 14:12 CET
Alemania
Horóscopo : virgo

Nombre: Claus von Amsberg

Nacimiento: 6 de septiembre de 1926

Lugar: Dötzingen, Hitzacker, Alemania

El único hijo varón de Claus von Amsberg y Frau Gosta von Amsberg; aunque en su infancia no le faltó el alboroto de risas infantiles a su alrededor: el de sus seis hermanas que compartieron con él juegos, en una época donde las risas eran escasas.

Les tocó una juventud envuelta en la II Guerra Mundial. El príncipe Claus perteneció durante su juventud a las tropas hitlerianas. Precisamente este hecho fue uno de los más polémicos cuando la princesa Beatriz anunció el 28 de junio de 1965 su compromiso matrimonial con el que, a pesar de las airadas protestas de muchos conciudadanos, sería poco después, el diez de marzo de 1966, su marido.

El príncipe Claus antes de su boda había ejercido de diplomático en países como Santo Domingo y Costa de Marfil. Esta experiencia, a la que hay que añadir su formación universitaria en Derecho y Ciencias Políticas, le valió para ganarse poco a poco el corazón de los holandeses.

Supo hacer de consorte, desde el momento, 30 de abril de 1980, en que la reina Juliana abdicó a favor de su hija; se interesó con una pasión sorprendente de todo cuanto tuviera que ver con el mundo cultural de su patria adoptiva; además, se convirtió en padre ejemplar de sus tres hijos: el príncipe Guillermo, el príncipe Juan y el príncipe Constantino.

El príncipe Claus acompañó siempre a su esposa en las periódicas visitas a las distintas regiones de Holanda. Él siempre mostró especial interés por el mundo de la tecnología y de la música, sin olvidarse de la conservación de los edificios históricos de Holanda. No en vano, al príncipe Claus se le conocían algunas pasiones, muy acordes con sus intereses: la fotografía, la lectura y la música. Sin olvidar algunas aficiones más atléticas: el tenis o el golf.

'Con el príncipe Claus se ha marchado una gran persona' es un pensamiento que han repetido uno a uno muchos de los holandeses que vivieron su evolución... y su eterna diplomacia.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.

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