Cada vez que sale a la plaza, primero lo hizo como novillero y después como matador, se hace más consciente de dónde viene. Porque Cayetano Rivera Ordóñez, como su hermano Francisco, pertenece a una de las grandes estirpes de matadores de toros de nuestro país. Su abuelo, Antonio Ordóñez, y su padre, Francisco Rivera "Paquirri", figuras icónicas de la tauromaquia, dejaron una impronta imborrable en su formación y despertaron en él el deseo de seguir sus pasos, como si lo suyo con los toros estuviera determinado por la genética.
De estudiar empresariales a los ruedos
Sin embargo, Cayetano, no se lanzó a las plazas, presa de una fiebre por emular a sus mayores, en la adolescencia, como hiciera su hermano Francisco. No, él se lo pensó y repensó, centró su vida en sus estudios, primero de empresariales, más tarde de cine, y buscó sus pasiones fuera del coso.
Pero la sangre tira mucho. Y aunque los suyos, entre quienes se incluía su famoso hermano, Curro Vázquez y Espartaco, quisieron convencerle de que, a su edad -veintiséis años cuando se lo planteó-, convertirse en figura del toreo era una quimera irrealizable, él lo tenía muy claro: ese nuevo sueño lo iba a convertir en una realidad.
La era Cayetano
El día de su debut como novillero se vistió de celeste y oro. Cortó cuatro orejas y el rabo. Era el comienzo de una nueva era, la de Cayetano, héroe de las plazas. Porque hasta los más grandes críticos taurinos hallaron en él madera.
La pérdida de sus padres
Quienes le conocen le definen como un hombre reservado, de pocas palabras, introvertido, muy seguro de cada uno de los pasos que da. Tras la trágica muerte de su padre en la plaza de Pozoblanco, en 1984, Cayetano Rivera Ordóñez sintió la mano acariciadora y pendiente de su madre, Carmina Ordóñez, quien falleció debido a un infarto cuando él tenía tan solo 27 años, y el brazo fuerte y protector de su hermano mayor, Francisco Rivera. Y él, desde pequeño, supo que no quería estar expuesto al fragor de las cámaras. Quizá por eso, optó por estudiar cine. Para saber que su lugar favorito estaba detrás de los focos.
Su primer amor: Blanca Romero
Sin embargo, todos y cada uno de los acontecimientos más importantes de su vida han tenido un lugar de honor en los medios de comunicación. Entre otros, su amor fulgurante por una bella asturiana que le robó el corazón, Blanca Romero. Con 24 años (ambos son del año 1977) se dieron el ‘sí quiero’, el 26 de octubre de 2001, en la iglesia de San Pedro de Gijón. Acompañaba a la novia, como dama de honor, su hija, la pequeña Lucía, nacida de una relación anterior y a quien Cayetano adoptó como si fuera de su propia sangre.
Su historia de amor y desamor con Eva González
Pero las cosas del corazón a veces se complican y se rompen, como se rompió el joven matrimonio entre Cayetano y la modelo en enero de 2004. Sin embargo, desde entonces, a la modelo no se le ha conocido ninguna pareja estable, mientras que el torero, que comenzó a combinar las plazas con el trabajo puntual de modelo fotográfico para la firma de moda Armani, volvió a encontrar el amor entre los brazos de la Miss España 2003, Eva González, con la que comenzó a salir en marzo de 2009.
Convertidos en una de las parejas más atractivas del panorama social, el torero y la modelo contraían matrimonio el 6 de noviembre de 2015 en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Mairena del Alcor, localidad natal de la novia. Fruto de este matrimonio nació su único hijo, Cayetano, quien se convirtió en el verdadero centro de su vida. Sin embargo, tras trece años de relación y después de haber sorteado varias crisis, la pareja se separaba de manera definitiva en octubre de 2022, tal y como adelantaba la revista ¡HOLA!.
Una nueva ilusión
Actualmente, Cayetano mantiene un romance con la presentadora portuguesa María Cerqueira, cuya relación salió a la luz en febrero de 2023.