Empezó bailando en un club neoyorquino, el 1018. Era una adolescente que sentía que sólo podía vivir, y ser feliz, si sus días transcurrían entre música, pero la música que quería interpretar. No le fue fácil. Las grandes discográficas no encontraban atractiva a esta adolescente, con aspecto alocado. Como mucho la proponían cambiar de aspecto, cambiar de voz, amoldarse a los juegos de un mercado que pedía un tipo de mujer menos original.
Anastacia dijo no. Porque creía en sí misma. Desde los trece años ha sufrido una enfermedad crónica, una inflamación de intestino, que le ocasiona fuertes dolores y le obliga a mantener una estricta medicación, así como una dieta muy severa: "Creo que me diagnosticaron esta enfermedad tan joven que la incorporé a mi forma de vida y me obligó a ser más fuerte". Por otro lado, el divorcio de sus padres obligó a su madre a sacar adelante a Anastacia y a sus dos hermanos. Para Anastacia su madre es un referente, una de las claves fundamentales de su vida: "Si ella muriese, mi mundo se derrumbaría. Me ha enseñado todo sobre la vida". Una vida que se iluminó cuando fue seleccionada para participar en un concurso de la MTV, The Cut. Se buscaban jóvenes talentos y muchos vieron en Anastacia uno de ellos. Quedó entre los diez finalistas pero no logró ganar. Sin embargo, el mismísimo Michael Jackson la llamó para felicitarla por su impecable actuación y el mánager de Elton John le comunicó que el músico quería actuar con ella en el Madison Square Garden. No lo dudó ni un instante.