Era domingo por la mañana y Amanda Moore viajaba por Orlando (Florida) cuando, de repente, una rueda de su vehículo se pinchó; así que paró en un pueblo cercano para arreglar el percance. Pero lo que no sabía era que este problema le iba a abrir las puertas del mundo de la moda, ya que, casualmente, en este lugar se habían reunido unos cazatalentos para buscar futuras top models. Lógicamente, la belleza de esta mujer norteamericana, de rasgos marcados y ojos castaños, no les pasó desapercibida y le propusieron trabajar como modelo.
Modelo por casualidad
Natural de Idaho, Amanda creció en una familia de militares que se iban moviendo por diferentes partes del mundo y aunque siempre sonó con ser veterinaria o jugadora de baloncesto profesional, el mundo de la moda acabó atrapándola. Con 1,80 metros de altura y un físico escultural, esta morena, se convirtió en una de las top models más cotizadas del mundo. Ha sido protagonista de campañas publicitarias para las firmas DKNY, Balenciaga, Loewe, Ungaro, Strenesse y Costume National, entre otras.
Moore se convirtió en una de las modelos más solicitadas de su época y desfiló para importantes diseñadores y marcas de moda como Chanel, Versace, Givenchy, Oscar de la Renta, Ralph Lauren, Fendi, Prada y Calvin Klein.
Cambio las pasarelas por la música
A pesar de que su lugar preferido en el mundo es Kenia, la modelo, que se retiró de las pasarelas en la década de los 2000 vive asentada en Nueva York. Habla francés con fluidez y un poquito de italiano. Actualmente se encuentra centrada en su carrera musical.