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Si tienes el pelo rizado por naturaleza estás de suerte porque es una tendencia en alza esta temporada que, gracias a manos expertas, se adaptan a cortes de moda como el flequillo, el look que estrenan todas las celebrities y del que Blanca Romero ha demostrado lo mucho que favorece si se apuesta por un acabado ochentero. María Pedraza es otra fuente de inspiración para las melenas curly y sus peinados fáciles no solo son bonitos, esconden el valor añadido de sumar un par de centímetros de estatura sin necesidad de subirse a unos tacones. Pero para que todos estos trucos de styling funcionen lo más importante es librarse del encrespamiento, esa falta de hidratación "culpable" de que los rizos luzcan apagados y sin forma y del que es imposible escaparse si no descubres algo tan sencillo como qué es lo que realmente necesita tu cabello.
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El rizo de moda
Ni las ondas sueltas ni de acabado surfero, la curva que se lleva este verano es cerrada y marcada: "Hubo una época en la que el rizo ochentero estaba absolutamente pasado y nadie quería hacerse una permanente por miedo a estropearse el pelo, si bien es cierto que en 40 años han evolucionado la calidad de los productos y hoy por hoy, con ellos y las manos de un buen profesional, el resultado es espectacular", asegura Inmaculada García, directora de formación en los salones Menta Beauty Place, sobre un tratamiento hasta ahora desfasado y disponible en cualquiera sus siete salones madrileños. Un protocolo que resurge debido al boom que viven los bucles con extra de movimiento pero que hay que es importante cuidar en casa con procedimientos a medida.
La hidratación siempre es necesaria
Que los rizos siempre tenga sed es una constante con la que están más que familiarizadas las que los tienen: "La falta de hidratación está presente en muchas melenas rizadas, aunque no de la misma forma, y es la causa de que el pelo rizado tienda a encresparse", aclara M.ª José Llata, directora de Peluquería Llata Carrera. La diferencia entre cada caso está en la base pues "cada cuero cabelludo es diferente y hay que analizar su oleosidad para aportar la hidratación necesaria de una forma equilibrada". ¿La clave? Descubrir si el tu pelo es más o menos poroso y cuidarlo con productos a medida, como un aceite de coco para el cabello.
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"El tipo de porosidad depende de cómo están unidas las escamas que forman la fibra, que pueden estar más abiertas o más cerradas. Eso es lo que impide que penetren los principios activos si están más cerradas, y también que pierda la hidratación si están muy abiertas", apunta María José. En el primer caso, "un tipo de porosidad baja hace que tarde mucho el pelo en mojarse bajo la ducha y en secarse y también que sea más difícil de peinar. Por tanto, al no absorber bien, los ingredientes muy pesados como los aceites dejan un aspecto demasiado grasiento", señala la especialista. En el caso contrario, "el pelo tiende a secarse rápido y a encresparse. La fibra se empapa de hidratación, pero al mismo tiempo la pierde fácilmente".
Protocolos en función de la porosidad
La conclusión es que el nivel de porosidad es el dato a descubrir a la hora de dar con los productos que mejor le sientan a cada rizo. Si es baja, "evita los aceites demasiado densos y escoge fórmulas más ligeras como aceites de semilla de uva o de almendras. Mejor también los productos que se dejan actuar sin aclarado y aplícalos con el pelo mojado en vez de húmedo", aconseja Llata. Una buena opción son sprays de acabado ligero como Fluidissime de Kérastase, con acción anti-frizz y retenedora de la humedad.
Por el contrario, cuando es alta, se encrespa con facilidad y se nota seco al tacto, "entonces recurre a aceites como el de argán para que no solo hidraten, sino que actúen evitando la pérdida de hidratación a modo de barrera", como el icónico Tratamiento de Moroccanoil, un cuidado multiusos que potencia la flexibilidad y el brillo. "Además, se recomiendan tratamientos que aporten proteínas", concluye la peluquera.
