Tener bad hair days es tan común que hasta se ha inventado esta expresión en inglés con la que definir esos días en los que, hagas lo que hagas, tu pelo no colabora. Como solución surgen los trucos sencillos que minimizan problemas como la falta de volumen, con la técnica de secado que potencia el movimiento; las puntas abiertas, que se cuidan y nutren al masajear el champú tan solo en las raíces para que los activos detergentes no las sequen aún más; e incluso el cabello debilitado, que notarás más fuerte si dejas de hacerte este peinado que lo oprime y potencia la rotura. En otro punto en el que coinciden los expertos es en que el momento del lavado es fundamental a la hora de cuidar tu cabello, un ritual que la mayoría da por aprendido pero que puede ser la razón por la que no consigues el pelazo que te gustaría. Despeja las dudas que no sabías que tenías como el número de veces que hay que aplicar el champú (líquido o sólido) o si el acondicionador es, o no, un paso opcional.
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Escucha a tu pelo
Sí, como lo lees, a la hora de decidir cuántas veces a la semana debes lavarte la cabeza tan solo hay que seguir la máxima de hacerlo cuando lo necesita. Diana Daureo, directora del salón Diana Daureo, revela que, en este caso, no existe ninguna fórmula universal: "La frecuencia de lavado no depende del tipo de pelo. Da igual que sea un cabello seco, teñido, liso, rizado… El tiempo entre lavados varía en función de la cantidad de grasa que desprenda nuestro cuero cabelludo". Como cuidado básico, la especialista admite que "lo ideal para que nuestro cuero cabelludo este sano sería lavarlo dos o tres veces por semana, pero si lo hacemos más a menudo con un champú adecuado no sufriría daños ni el pelo ni el cuero cabelludo".
El champú, en su justa medida
Y según Daureo, dar con el número de veces que te lavas el pelo a la semana es clave para saber si el doble labado (aplicar dos veces el champú) sería necesario: "Sí, si nos lavamos el pelo 2 o 3 veces por semana y no, si lo lavamos a diario", aclara la peluquera, quien también explica que "para un buen lavado hay que mojar todo el pelo a conciencia antes de aplicarnos la primera dosis de champú, poner una pequeña dosis en la mano y distribuir bien por todo el cuero cabelludo, masajeando con movimientos circulares y después aclarar. Y vuelta al mismo paso si se precisa. Puedes, si quieres, combinar dos champús diferentes", como un reparador, ultra hidratante o anticaspa, según tus necesidades concretas en cada época.
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El tiempo correcto
Ahora que ya sabes cuántas veces a la semana te deberías lavar el pelo y si la doble limpieza es adecuada para ti, Caroline Greyl, presidenta de Leonor Greyl, revela el tiempo mínimo que debes esperar hasta aclarar tu champú: "Humedece bien el cabello para luego repartir una pequeña cantidad de producto en la raíz. Masajea estimulando el cuero cabelludo y añade agua poco a poco para emulsionar el producto mientras sigues masajeando. Realiza estos gestos durante tres minutos para beneficiarte de todas sus propiedades y asegurarte de que raíces y cuero cabelludo quedan realmente limpios", recomienda la experta, "cuando hayas obtenido una espuma fina, aclara con abundante agua hasta que el cabello 'cruja' entre los dedos".
Acondicionador: ¿es obligatorio?
Diana Daureo no duda al señalarlo como un paso imprescindible: "Cuando nos lavamos el pelo es indispensable aplicar un buen acondicionador, ya que calma la cutícula y ayuda a que no se quede tan abierta. Además, suaviza el cabello y evita su encrespamiento". Y a la hora de elegir el ritual adecuado, la especialista explica que "hay que escoger un champú y un acondicionador que mejor le vaya a nuestro cuero cabelludo, tipo de cabello y estado del cabello. Estas 3 categorías nos dicen la línea de tratamiento que mejor le va cada pelo".
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Ni muy fría ni muy caliente
Uno de los errores que apunta la farmacéutica y fundadora de la marca que lleva su nombre, Modesta Casinello, a la hora de lavarse el pelo consiste en hacerlo con el agua demasiado fría o demasiado caliente: "Temperaturas muy altas irritan el cuero cabelludo mientras que las muy bajas a veces no consiguen que el producto trabaje de manera eficiente", revela la experta. Para ser más exactos, Diana Daureo apunta que "la temperatura ideal para aclarar nuestro pelo es entre 35º y 38º. Un aclarado suave, pero a conciencia, y, con esa temperatura, hará que eliminemos los restos de producto para que nos quede un cabello brillante y sin sensación de grasa o suciedad".
La mascarilla ideal
Y para esos días en los que necesitas un extra de nutrición, la mascarilla se convierte en la fórmula de cuidado a medida para lograrlo. Para dar con el producto perfecto, Caroline Greyl recuerda que debes escogerlo en función del estado de tus puntas "y ¡nunca! la apliques sobre la raíz, o perderás volumen. Tampoco la dejes más tiempo del recomendado ya que el cabello tenderá a secarse", avisa la presidenta de Leonor Greyl, quien recomienda su Masque Quintessence a base de ingredientes naturales, extractos botánicos y aceites. Como truco final, "puede aplicarse antes del lavado sobre el pelo seco para que el agua no impida su absorción, o después de lavar el cabello sobre el pelo perfectamente escurrido con la toalla", concluye la especialista.