A comienzos de este -impredecible- año, vaticinaban los expertos que, en cuestión de tratamiendos médico-estéticos, los labios, la papada o los rellenos faciales serían el foco de su trabajo durante los próximos meses. Lo que no esperaban, ni ellos ni casi nadie, es que, pocas semanas después de dar el pistoletazo de salida a 2020, llegaría una pandemia que no solo nos mantendría confinados durante meses en nuestras casas, sino que cambiaría por completo nuestra forma de vivir y pensar. Los valores personales han dado un giro en la mayoría de la población, pero la distancia social y el teletrabajo también han afectado a nuestro día a día y, sobre todo, a aquello que nos resulta prioritario. ¿Cómo ha influido esta situación en la tendencias en medicina y cirugía estéticas? ¿Ha caído la demanda de estas intervenciones ahora que la mascarilla tapa gran parte de nuestro rostro y apenas tenemos eventos sociales? Varios profesionales del sector nos lo explican.
El ¿inesperado? efecto del teletrabajo
El primer gran cambio que sufrió nuestra rutina fue adaptarse a trabajar desde casa. Las reuniones entonces dejaron de ser reuniones para convertirse en videoconferencias, y nuestra autoestima no salió inmune a vernos el rostro fijado en la pantalla durante horas. Según el doctor Germán Macía, director médico de la clínica de cirugía estética Icifacial, “durante las actuales reuniones por videollamada tendemos a mirarnos más a nosotros mismos que a nuestros interlocutores, por lo que, de forma inconsciente, pasamos más tiempo evaluando nuestros rasgos faciales. Unos rasgos que es más difícil compensar con el peinado o la ropa, ya que solo estamos mostrando el rostro". ¿La solución para muchos? Recurrir a las intervenciones estéticas, cuyo post-operatorio, además, es más fácil de compaginar con la vida y el trabajo actuales.
"Si comparamos el período actual con el año anterior, notamos un incremento de más de un 12% en la solicitud de tratamientos de medicina estética –botox, ácido hialurónico, vitaminas…- y más de un 24% en la solicitud de intervenciones de cirugía estética", afirma el doctor Miguel de la Peña, director médico de Clínicas Diego de León, confirmando así el crecimiento de su sector. Además de las videollamadaas y el análisis al que hemos sometido cada milímetro de nuestro rostro, De La Peña apunta a la inestabilidad emocional provocada por el confinamiento y la pandemia como otra razón de este aumento: "Cuando atravesamos un período complicado que nos provoca cierta inestabilidad emocional, nos focalizamos en sentirnos mejor con nosotros mismos. Y eso es lo que buscan nuestros pacientes, abordar pequeños cambios para sentirse mejor con ellos mismos", afirma.
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El otro lado bueno de la mascarilla
El uso obligatorio de la mascarilla como medida preventiva contra el contagio lleva a pensar que, igual que está sucediendo con el maquillaje, las intervenciones médico-estéticas se centrarían en la mirada o la frente. Pero nada más lejos de la realidad: la rinoplastia continúa imbatible como la operación más demandada, mientras que el relleno de labios sigue ganando adeptas, sobre todo entre las chicas más jóvenes. Y la explicación está, precisamente, la mascarilla: tapa los hematomas o la hinchazón que pueden aparecer tras estos tratamientos durante algunos días. "Nuestras pacientes también han aprovechado el uso obligatorio de mascarilla para realizarse minicirugías como la bichectomía, la extracción de las bolas de bichato esos pequeños cúmulos de grasa que se acumulan en la zona inferior de las mejillas para conseguir un óvalo facial más estilizado y perfilado. También han aprovechado para realizarse rinoplastias de punta para corregir el extremo de la nariz. De este modo, la pequeña inflamación o hematomas posteriores a esta cirugía menor se disimulan mejor con la mascarilla; una práctica que se ha extendido a los labios, que tras el relleno pueden sufrir inflamación", explica el doctor Miguel de la Peña.
Por su parte, Leticia Carrera, directora del centro Felicidad Carrera, confirma que no se ha perdido el interés en determinadas zonas del rostro porque, "aunque vayan tapadas, actualmente nos cuidamos para vernos mejor a nosotros mismos y no tanto para que nos vean los demás". En sus centros de medicina estética ha aumentado notablemente la demanda tras el confinamiento, "y la más solicitada con diferencia ha sido la infiltración de bótox, porque el efecto es menos duradero que el de otras infiltraciones y en la cuarentena han aparecido las arrugas de frente, entrecejo y contorno de ojos que ya no recordábamos", afirma; una tendencia que también han percibido en las Clínicas Diego de León, donde además de los tratamientos para atenuar las patas de gallo, destacan el relleno de ojeras con ácido hialurónico. "Las hemos denominado “ojeras de cuarentena” porque se han acentuado durante ese período e incluso se aprecian más oscurecidas".
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¿Y qué pasa con el cuerpo?
Además de empeorar las ojeras, la cuarentena provocó que, de media, los españoles engordáramos entre 4 y 6 kilos, y el sedentarismo tampoco hizo mucho por mantener nuestro tono muscular. Sin embargo, ¿nos preocupa el estado de nuestro cuerpo en un verano en el que ni vamos a viajar tanto ni se celebrarán grandes eventos sociales? Se entiende que, por salud, lógicamente sí deberíamos cuidar el físico, pero, en un plano absolutamente estético, ¿cómo se han visto afectados los tratamientos corporales? "Yo diría que la demanda se ha mantenido", afirma Leticia Carrera. "Todos los años antes del verano realizamos muchísimos tratamientos corporales para mejorar la figura y, aunque es cierto que este año el objetivo principal no era lucir cuerpo en las vacaciones de verano porque muchas de nuestras clientas habían suspendido sus plantes, buscaban recuperar la figura de antes del confinamiento y verse mejor frente al espejo".
No practicar ejercicio o, a contrario, entrenar y darnos cuenta de que hay zonas de las que no podremos deshacernos de la grasa localizada ni con un estilo de vida ultra saludable son dos razones que han llevado, según el doctor Miguel de la Peña, a un incremento de las intervenciones corporales en las últimas semanas. "Han acudido a nuestras consultas para intervenciones de pecho, que siempre encabezan el ranking de la demanda de intervención de cirugías estéticas, y sobre todo para realizarse una remodelación corporal 360. A través de la liposucción en alta definición o con técnica váser se extrae la grasa de una forma precisa y minuciosa. Simultáneamente, su tecnología avanzada permite esculpir y definir literalmente la zona a tratar, aportando firmeza a la piel. A nuestras pacientes les encanta la opción de reinyectar la grasa extraída –una vez centrifugada y reacondicionada- en zonas donde quiere aportar volumen de forma natural, como los glúteos", explica sobre este protocolo que confirma que, a pesar del cambio radical que ha dado la vida en lo que llevamos de año, seguimos queriendo vernos bien. Y si tanto el rostro -semitapado por la mascarilla- como el cuerpo -que este verano lucirá menos bikinis que nunca- no están expuestos, queda claro que, como adelantaban los expertos, lo hacemos por nosotros mismos y para nadie más.