Flor de edelweiss, la última planta que ha cautivado a la cosmética

Presente en numerosas fórmulas de productos faciales, destaca por sus cualidades antioxidantes y antiinflamatorias

por hola.com

Que el mundo de la cosmética vive en constante evolución es un hecho. Los laboratorios no paran de investigar y de desarrollar nuevas formulaciones en las que encontramos ingredientes de lo más sorprendentes, desde raíz de unicornio hasta caviar de lima. Hoy hemos fichado un activo que puede todavía no conozcas, pero que ya forma parte de un buen número de cosméticos gracias a sus propiedades para cuidar la piel: la flor de edelweiss. Sí, tal vez has pensado en la mítica película Sonrisas y lágrimas, y es que la llamada flor de las nieves que cobra protagonismo en el filme también se ha hecho un hueco en el mundo de la belleza. “La flor de edelweiss es muy delicada, vive en las montañas y en ambientes muy puros. Si la cortamos, solo dura un día fresca porque es muy frágil”, nos cuenta nuestra experta y colaboradora Meritxell Martí sobre esta flor, que crece en altitudes por encima de los 1.500 metros, suele estar escondida y, en la naturaleza, es capaz de sobrevivir a las temperaturas más extremas.

No son pocas las firmas que la utilizan entre sus activos. “Comenzamos a interesarnos por esta flor dada su resistencia en condiciones medioambientales extremas y, por la composición de su extracto, creímos que podría ser interesante para nuestra fórmula. A continuación, estudios más extensos sobre el comportamiento del extracto de edelweiss en los productos de tratamiento, que demuestran una reducción de la pérdida de agua transepidérmica y una barrera epidérmica más fuerte, nos convencieron de que sería el ingrediente perfecto para Ultra Facial Deep Moisture Balm", afirma el Dr. Geoff Genesky, director de los laboratorios de Kiehl’s. 

SHOPPING: COSMÉTICOS CON FLOR DE EDELWEISS

Pero, ¿por qué ha cautivado a los expertos? Una de las claves es que el extracto de edelweiss es rico en ácido leontopódico, conocido como la 'molécula superviviente'. Este ácido, que recibe su nombre de la planta en la que se descubrió (la Leontopodium alpinum, edelweiss en latín), posee excelentes propiedades antioxidantes y protectoras del ADN vegetal, que favorecen la supervivencia de la flor a grandes altitudes y en entornos hostiles. A lo largo de su evolución, para defenderse del duro entorno (las temperaturas extremas de la alta montaña), la flor se fue cubriendo de una densa pelusa blanca, como un jersey de angora, que protegía sus pétalos ante la deshidratación, las bajas temperaturas y los rayos UV. La flor se desarrolla bien en estos ambientes ya que es precisamente esta exposición a altos niveles de radiación UV, sequedad extrema y drásticas temperaturas lo que fomenta que produzca mayores niveles de ácido leontopódico.

Así, por sus componentes, tal y como nos cuenta Meritxell Martí, tiene una serie de propiedades que le van muy bien a la piel, como pueden ser su gran capacidad antioxidante y captadora de radicales libres y su gran capacidad antiinflamatoria, por lo que va a calmar las pieles más irritadas y con edema. Todo esto además de su capacidad antibacteriana y purificante, su capacidad de inhibir las infecciones cutáneas y ayudar a bloquear los UV. Múltiplicas beneficios que explican por qué tantas cremas la incorporan en su formulación.

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