Las altas temperaturas, las largas jornadas de sol, el cloro de las piscinas, la sal del mar o la arena fina han atacado tu piel sin que te dieras cuenta. El resultado es un rostro con falta de luminosidad, algunas manchas, un bronceado poco uniforme y arrugas que se acentúan más de lo que deberían. Sin embargo, recuperarla no es tan complicado, solo hacen falta paciencia, buenos productos y lo mejor es que puedes hacerlo en casa.