Quien sigue al pie de la letra su ritual de cuidados y lo repite día y noche sabrá que ponerse en manos de un profesional y disfrutar de un protocolo en cabina dispara los beneficios que esperamos pacientemente de las rutinas en casa. En algunos casos, los resultados de los que te hablamos son instantáneos: desde el aumento de la luminosidad, la reducción en la apariencia de arrugas o líneas de expresión e incluso combatir (y hasta eliminar) las manchas mediante las últimas tecnologías de luz pulsada, láser o mesoterapia. Lo que hoy te proponemos son dos horas de relajación absoluta junto a Josep Lupión, uno de los únicos expertos en España certificados como maestros de la técnica Kobido japonesa y al que se puede encontrar en exclusiva del 26 al 27 de enero en el Four Seasons Hotel Madrid. La mala noticia es que las plazas se agotan en tiempo récord, la buena que regresa durante dos o tres días cada mes siendo las próximas fechas el 28 de febrero y el 1 de marzo.
¿Dónde nace el masaje Kobido?
Antes de descubrir las bondades de una técnica no invasiva capaz de "elevar" los tejidos y de trabajar intensamente las emociones, Josep Lupión nos pone en antecedentes: "Realmente es un masaje samurái. Aunque se cuenta la bonita historia de que fue la emperatriz la que hizo que se desarrollara una técnica manual con la cual su belleza perdurara en el tiempo, no es así... Allá en 1472 cuando los samuráis libraban una batalla que duró 101 años, tuvieron la brillante idea". El experto alaba el carácter estratega de la antigua élite militar japonesa: "Al igual que ya hacía tiempo que sabían que llevar esos trajes tan sofisticados les daba una ventaja a nivel emocional, también pensaron que podrían tenerla si su piel estaba con un aspecto más juvenil, con más luz". La solución llegó en forma de concurso de masajes faciales "y es ahí donde nace Kobido, hasta hoy con la 26ª generación".
La maestría de Josep Lupión
Como epítome del lujo hotelero, el madrileño Four Seasons (Calle Sevilla, 3) se rodea de los mejores profesionales y de esta búsqueda de la excelencia nace su relación con el maestro Josep Lupión, que visita el establecimiento en exclusiva un par de veces al mes. "Mi experiencia viene de lejos, pues intento nutrirme de muchas otras técnicas sobre todo para poder tener más base y conocimiento. Hablando de Kobido, fueron distintos periodos donde tuve que viajar y estar fuera nutriéndome del Dr. Shogo Mochizuki", maestro de la 26ª generación del linaje Kobido. "Tuve la suerte de que el doctor aún estuviera activo y viniera temporadas a París. Os diría que lo más importante es el después. La capacidad de práctica y perfeccionamiento tiene que ser una constante para poder realizar una obra única cada vez que una persona confía en mis manos".
En qué consiste
"El tratamiento Kobido no es un masaje como tal sino una experiencia. El resultado es una piel oxigenada, tersa, juvenil y una paz y descarga emocional sin igual", nos describe el maestro. En cuanto a lo que se puede esperar de las dos horas que se disfrutan junto a Josep Lupión, "se trata de una técnica muy sofisticada, con muchas maniobras y que actúa a muchos niveles. Tiene un sinfín de técnicas con las cuales se crea una coreografia única para ese momento y esa persona. Todo fluye, la coordinación tiene que ser perfecta. Sutileza, velocidad, profundidad, lentitud...".
Cuáles son sus beneficios
Si el objetivo de los guerreros samuráis consistía en aumentar la luminosidad y el aspecto juvenil de su piel para ganar en confianza, siglos después las premisas se mantienen. "La percusión y la vibración son parte fundamental para poder conseguir el propósito. Una piel con mucha luz, oxigenada y bonita. Con las facciones levantadas y sobre todo con una descarga emocional enorme, Un viaje, una experiencia", nos recuerda el especialista, quien responde así a nuestra pregunta de cuáles son sus beneficios: "Diría que innumerables y a muchos niveles. Podemos encontrarlos a nivel más estético, pero sobre todo más terapéutico y emocional".
Efectos tras la primera sesión
Lo primero de lo que nos avisa Lupión es de que, si bien se pueden notar beneficios a nivel corporal, es en el rostro donde se concentran "pues es un masaje que se realiza en cara, escote y cervicales, aunque el bienestar y confort se siente en general". A continuación nos señala uno de sus mejores atractivos que es la inmediatez: "Tras una sesión vamos a tener como resultado un cutis rejuvenecido, ovalo y pómulo elevados y definidos, eliminación de edema, piel oxigenada. Y sobre todo mucha más paz y calma". Por último y como en cualquier otro tipo de tratamiento, nos recuerda que "si realizamos sesiones recurrentes vamos a tener un efecto acumulativo".
Cómo alargar los resultados desde casa
Tras salir de la cabina con una piel más luminosa, oxigenada y reafirmada, ¿cómo se mantienen los beneficios? "Diría que una buena idea es el automasaje, aunque muchas veces es difícil tener una constancia. No puede faltar una rutina facial adaptada por una profesional con productos orgánicos de alta calidad", nos aconseja el maestro; "me gusta indagar un poco en la persona para poder hacerle tomar conciencia de la gran importancia que tiene la gestión emocional para nuestro rostro", añade. Además, "la alimentación, el ejercicio y el descanso son fundamentales".
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Con qué otras técnicas se complementa mejor
Al igual que el whisking cosmético en el que se mezclan productos diferentes para potenciar los beneficios de cada uno de ellos por separado (como el contorno de ojos y el corrector, o la base de maquillaje y la crema hidratante), los protocolos profesionales también se complementan entre sí con el mismo objetivo. En el caso del masaje Kobido, "es combinable con cualquier técnica o aparatologia, aunque siempre mejor que no sean técnicas invasivas y nunca en el mismo día, pues romperiamos la magia de esta experiencia".
Contraindicaciones
Para terminar y tras conocer las bondades de un masaje de origen japonés con beneficios tanto a nivel exterior como emocional, el experto destaca las principales precauciones que habrá que considerar antes de probarlo: "Es una terapia que se tolera muy bien y tiene muy pocas contraindicaciones y te diría que algunas son muy relativas pues puedes evitar una zona o adaptar las maniobras con algún problema concreto en problemáticas como la rosácea o cuperosis". Eso sí, "diría de no se realizara con hilos tensores y que se dejen pasar unas cuatro semanas después de cualquier infiltración. Tampoco lo realizaríamos con un herpes", aconseja.