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El estrés crónico afecta aproximadamente a la mita de la población española, siendo las mujeres y los jóvenes quienes más la sufren. Aparte de causar ansiedad, dolores o insomnio, este problema puede repercutir también en el peso a causa del cortisol que genera.

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Los niveles altos de cortisol ponen al cuerpo en "modo alerta", provocando que este, de forma instintiva, almacene grasa y no sea capaz de quemar la existente. El abdomen es la zona más afectada.

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Seguir una dieta equilibrada, evitar los estimulantes como el café y el té, hacer ejercicio moderado y dormir bien pueden no solo revertir los efectos nocivos del estrés, sino reducirlo directamente.

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La dieta antiestrés debe estabilizar los niveles de azúcar; los hidratos de carbono complejos (como el pan integral) son una buena opción. También los alimentos ricos en grasas saludables, fibra y proteínas son fundamentales porque te ayudan a sentirte saciada durante más tiempo.

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