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Dicen las encuestas (y puede ser que tu báscula lo corrobore) que, en vacaciones, engordamos alrededor de tres kilos; un ligero aumento de peso que si bien en la mayoría de casos se pierde al recuperar la rutina, sí puede evitarse. Victoria Beckham, por ejemplo, mantiene su rutina de ejercicios ¡incluso sobre la cubierta de un barco! Paula Badosa, por su parte, prefiere seguir su entrenamiento de gimnasio en su viaje a Santorini. Pero si eres consciente de que no vas a poder cumplir tu plan fitness durante estos días fuera de casa, los expertos tienen algunos trucos fáciles de alimentación y ejercicio que te van a encantar.
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1. Hacer dieta, no; compensar, sí
Es habitual que, en vacaciones, nos excedamos con algunas comidas. Querer probar los platos locales o las reuniones de amigos en torno a la mesa son algunas de las razones típicas que nos llevan a comer de más. Ahora bien, no hay mejor momento que este para disfrutar, de la gastronomía y de la compañía, así que no te sientas mal por hacerlo. Simplemente, sigue la regla de la compensación de la que nos hablaba Malena Costa, quien, junto a su hermana Emily, acaba de lanzar el libro de recetas sanas No comas menos, come mejor. "Cuando salgo a comer, me gusta probar de todo y no me corto", nos contaba la modelo en nuestro último encuentro, "pero después suelo compensar, por ejemplo, cenando menos. Además, lo más probable es que no tenga demasiada hambre si he comido más de lo normal".
2. Retrasar el desayuno
Similar al consejo anterior es el que da Tim Spector, epidermiólogo británico y autor de reconocidos libros como El mito de las dietas, quien afirma que, si hemos cenado en exceso, debemos retrasar el desayuno más allá de las 11 de la mañana para reequilibrar el organismo. Como explicaba el experto, así se genera un periodo de ayuno con beneficios similares al famoso ayuno intermitente: se quema grasa, se controla el apetito... Además, dado que en vacaciones los horarios siempre se descontrolan algo, desayunar más tarde que en tu día a día resulta mucho más sencillo. Incluir proteínas en esa primera comida del día, tal y como hace Kim Kardashian, también te ayudará a no tener excesiva hambre y a mantener tus músculos aunque hagas menos deporte.
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3. Mantenerte activa
No vamos a decirte que te machaques en el gimnasio del hotel porque la fuerza de voluntad, casi siempre, se marcha de vacaciones cuando tú lo haces. Sin embargo, hay actividades de lo más placenterás que sí te ayudarán a mantener tu cuerpo activo: caminar por la playa, nadar en el mar o en la piscina, jugar a las palas, hacer senderismo... Aprovecha el extra de horas libres de estos días para realizar esa clase de ejercicio más tranquilo para el que no dispones tiempo en otros momentos, o para probar los retos virales de la temporada que tonifican abdomen, glúteos o brazos en tiempo récord. No solo quemarás calorías, sino que segregarás endorfinas, la hormona de la felicidad que combate el cortisol, relacionado con el estrés y, de forma indirecta, con la acumulación de grasa.
4. Cambiar los cócteles por bebidas sanas
¿Sabías que una copa de vino aporta 125 kcal, un vaso de cerveza, alrededor de 150... y un cóctel de ginebra con tónica, casi 200? Aunque individualmente no suponga demasiada energía, las noches de verano suelen alargarse y, con ello, el consumo se multiplica. Además, las bebidas alcohólicas son lo que se conocen como "calorías vacías", es decir, que no tienen nutrientes adicionales, al contrario de lo que sucede, por ejemplo, con los zumos de frutas naturales. ¿Y si cambiaras alguna de las bebidas con alcohol o los refrescos por unos combinados de aguas y zumos de frutos mucho más sanos, refrescantes y deliciosos? Aquí te dábamos algunas ideas que no solo reducirán las calorías de tu dieta diaria, sino que te aportarán vitaminas y te mantendrán hidratada.
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5. Descansar
Lo mejor de las vacaciones, desconectar y recargar las pilas, también puede ayudarte a no engordar e incluso a perder peso. Y es que, como te contábamos, el estrés genera cortisol. Esta hormona pone en "modo alerta" al cuerpo, que, al sentir que podría existir una amenaza, tiende a acumular grasa para salvarse de futuras situaciones de falta de alimento. Puro instinto animal, sí, cuyas consecuencias confirman los investigadores de Harvard: "En general, los niños y adultos que duermen muy poco tienden a ganar más peso que los que lo hacen lo suficiente". De ahí que sea tan importante dormir bien y suficiente, un hábito que además tiene otro beneficio sobre las hormonas: regula los niveles de leptina y grelina, ambas relacionadas con el apetito y la sensación de saciedad.
