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De la dieta al entrenamiento genético: ¿por qué no deberías entrenar igual que tus amigas?

Te contamos de qué manera, según los expertos, los genes importan a la hora de hacer ejercicio


Actualizado 28 de octubre de 2021 - 11:05 CEST

En la era de la personalización y el autocuidado no solo la dieta genética tiene cabida. El llamado ‘entrenamiento genético’ o genofitness se ha puesto de moda y ha sido gracias a los cada vez más ofertados ‘estudios genéticos deportivos’. Si por mucho que entrenes no consigues deshacerte de la grasa abdominal o adelgazar tus piernas, ¡esto te interesa!. Asimismo, si crees que no dispones de tiempo suficiente para llevar a cabo una sesión de ejercicio físico eficiente, conocer en qué consiste realmente el entrenamiento genético, te vendrá de maravilla. Hemos hablado con tres expertos con el fin de saber hasta qué punto son nuestros genes responsables de nuestro rendimiento a la hora de practicar ejercicio físico.

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Tal y como nos ha contado la farmacéutica y biotecnóloga Tamara Martín de Life Length, el deporte y nuestros genes están ‘directamente relacionados’. Nos explica, de hecho, que en los test genéticos enfocados al deporte uno de los parámetros más importantes que se examinan son las fibras musculares, que determinan, por ejemplo, si estamos genéticamente predispuestos a practicar deportes de fuerza o deportes de resistencia. Martín es gráfica al explicar lo diferente que es la capacidad de resistencia de las personas de raza negra frente a las caucásicas. Otros aspectos interesantes que se miden en este test son:

  • Tu apetito: relacionado con la sensación de saciedad.
  • La tendencia que tienes a lesionarte: sobre todo en lo que tiene que ver con rupturas musculares. En este sentido juega un papel importante el colágeno. Cuanto menos tengas, más tenencia tendrás a lesionarte.
  • Cómo te recuperas después del ejercicio: para determinar cuántas veces deberías entrenar a la semana y por cuánto tiempo para conseguir resultados. Además, el test te ayuda a saber cómo están tus reservas de vitaminas. Esencial porque, por ejemplo, la B9, ácido fólico, contribuye a la regeneración celular, de ahí que se recomiende a embarazadas, y esto es básico para la recuperación después del ejercicio.
  • De dónde saca tu cuerpo la energía: se estudia la distribución de macronutrientes para conocer qué cantidad de carbohidratos y proteínas, por ejemplo, deberías consumir para alcanzar tu objetivo a corto y largo plazo.
  • Tu capacidad pulmonar: a través de tus reservas de minerales. Es importante porque puedes saber cuánto zinc tienes. El zinc transporta dióxido de carbono. Este se puede acumular dentro del cuerpo produciendo los famosos radicales libres y provocando estrés oxidativo y envejecimiento celular. También se mide la hemoglobina, que transporta oxígeno. Tamara nos dice en este sentido que nuestra capacidad pulmonar puede mejorar hasta un 30% con un ‘entrenamiento genético’.
  • El ritmo al que se contraen tus fibras musculares: por medio del gen ACTN3, que comúnmente se conoce como ‘el gen de la velocidad’). Las fibras lentas son capaces de retener una mayor duración del ejercicio a un ritmo más constante.
  • Tu presión arterial: que viene determinada por el gen AGT. El ejercicio físico aeróbico de intensidad media es el más adecuado para disminuir la presión arterial en casos de hipertensión.

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¿Cada cuánto te tienes que hacer un test?

Preguntada por la durabilidad de estos test, Tamara Martín nos cuenta que es importante saber diferenciar la genética pura de la epigenética, que son todos los factores externos que afectan a la genética. La experta, de Life Length, nos dice que el ADN en sí nunca cambia pero que “tiene zonas abiertas y zonas silenciadas”. Martín nos dice que un estilo de vida saludable silencia, por ejemplo, el cortisol, que es la comúnmente denominada hormona del estrés, y abre o da paso a la serotonina, un neurotransmisor al que nos solemos referir como ‘la hormona de la felicidad’. Así, aunque nuestros genes nunca cambien sí se producen ciertas variaciones que vienen determinadas por aquello a lo que Miquel Bru, co-Fundador de Made of Genes llama ‘bioquímica’.

Te explicamos a continuación este último concepto y revelamos una experiencia personal que te impresionará. Ahora bien, antes que nada, es importante que sepas que siempre y cuando tus hábitos saludables se mantengan, podrás echar mano de los resultados de este test para recordar de qué forma te conviene entrenar. Lo puedes combinar con un test de envejecimiento celular para mayor precisión a lo largo del tiempo según nos indican desde Life Length.

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Los tres pilares del entrenamiento genético perfecto

Miquel Bru asegura que para él hay tres pilares importantes que hay que analizar para diseñar el entrenamiento perfecto: la genética, la bioquímica y los hábitos. Es decir, cómo eres, cómo estás y cómo te cuidas. “La genética por sí sola sirve de poco”, dice Bru, que es partidario de analizarla siempre en un contexto. Sostiene que le gusta “hablar de estrategia” en tanto en cuanto lo que se persigue con un test genético deportivo es diseñar un entrenamiento seguro, sostenible y efectivo. Reconoce que haber tenido a su disposición uno adaptado a sus necesidades le habría ayudado mucho hace unos años. “Yo solía correr maratones y a causa de una lesión crónica tuve que dejarlos”, revela. “Nunca me había hecho un test genético deportivo y no sabía que tenía tendencia recuperarme lentamente del ejercicio”, explica. Asegura que cuando tenía que intensificar sus entrenos en la recta final previa a la competición, siempre se lesionaba. Esto no le habría pasado si hubiera tenido en sus manos los resultados del estudio que abordamos.

Los beneficios de un entrenamiento genético y cómo se hace un test

Llegadas a este punto, te habrás dado cuenta de que hacerte un test genético deportivo no solo te ayuda a saber qué entrenamientos te van mejor y evita que pierdas el tiempo en el gimnasio o diseñando tus menús semanales sino que además te ofrece garantías de que tendrás menos posibilidades de lesionarte aun cuando des el 100% de ti. Te preguntarás en este sentido si una analítica convencional sería suficiente para determinar lo expuesto anteriormente. La respuesta según los expertos es ‘no’ y la explicación tiene que ver con nuestro ‘metabolismo’. “Una analítica te puede decir cuánto magnesio tienes pero no cómo lo aprovechas o metabolizas, un test sí ofrece esta información”, dice Bru.

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En la práctica, el test sí se hace igual que una analítica porque con un solo pinchazo y 15 días de espera tienes toda la información necesaria para diseñar tu entreno de la mano de un experto. Bru nos dice que en Made of Genes ofrecen también la posibilidad de coger cita con un health coach, que puede ser un nutricionista o un entrenador, para que diseñe esa estrategia de la que hablábamos más arriba. Además, se pone a disposición del cliente también un plan de seguimiento.

¿Qué hacer después del test?

Como indica Tamara Martín, lo ideal si quieres que te diseñen un entrenamiento genético para poder conseguir tus objetivos tanto a nivel físico (estético) como de salud, es que te hagas el test, acudas con los resultados a un nutricionista que, basándose en tu informe te pueda decir cuántas calorías diarias tienes que quemar haciendo deporte en función de tu metabolismo basal y, finalmente, a un entrenador que te haga el plan. Test, nutricionista y entrenador sería el orden ideal según la experta. No es extraño que conocernos mejor nos ayude a sacarnos más partido.Si la dieta genética ayuda, el entrenamiento genético también.

© @oceansapart

Que un test genético no te 'condene'

El doctor Enrique Nogueira, Jefe de Servicio de Genética de Sanitas en el Hospital Universitario La Zarzuela, nos ha hablado de la fiabilidad de estos estudios y en resumidas cuentas asegura que no son la panacea. El experto, que dirige un laboratorio de diagnóstico molecular para estudiar nuestra genética, tiene amplia experiencia en materia de cáncer y ha trabajado en América, asegura que estos estudios se empezaron a hacer en los 90 como consecuencia de los desarrollos importantes que ha habido en el estudio del genoma humano, que nos llevan a hablar hoy de nutrigenómica, entre otros términos. “Me alegro de que se haya llegado a abordar la materia deportiva pero no tengo mucha fe”, dice el doctor.

Enrique Nogueira asegura que “el triunfo deportivo no siempre tiene que ver con la genética”. Defiende que “a veces es consecuencia de un esfuerzo intenso”. “El rendimiento deportivo puede tener la genética como un punto más de referencia pero no como único aspecto que considerar”, sostiene. “Las conclusiones de los informes se basan en análisis de unos cuantos genes, no muchos. Lo que se analizan son ‘variantes de secuencias”, explica el especialista. “Hay campeones olímpicos que tienen en sus genes un polimorfismo que podría ser una traba en su carrera profesional como deportistas y no lo es”, asevera. Por eso, es partidario de analizar los genes dentro de un contexto y defiende que uno ha de hacer ante todo lo que le gusta y no condicionar sus metas por lo que diga un test. Recomienda los estudios dentro de una perspectiva global y defiende su fiabilidad siempre y cuando sea un experto quien nos dé la pertinente interpretación de los resultados.