Todos los expertos coinciden: la clave para mantener la constancia a la hora de hacer deporte consiste en dar con una disciplina que te haga disfrutar. De eso saben mucho las celebrities, quienes consideran casi sagrado su momento en el gimnasio y experimentan beneficios mucho más allá de los de mantenerse en forma gracias a sus rutinas: Nieves Álvarez, por ejemplo, practica el mismo método de entrenamiento que Gwyneth Paltrow o Victoria Beckham y asegura que le ayuda tanto a nivel físico como mental. Elsa Pataky también es famosa por sus sesiones de fitness extremas, sin embargo, reveló que su secreto es otro: "Aprender a estirar mis músculos a través del yoga y el Pilates ha transformado de verdad mi cuerpo y me sirve para encontrar calma incluso en los días más atareados". Y son precisamente estas propiedades extra que se extraen del ejercicio las que se alcanzan con los conocidos como 5 ritos tibetanos, una serie de posturas con las que aumenta la luminosidad en la piel e incluso se combaten enfermedades reumáticas como la artritis.
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En 1939, el escritor Peter Kelder publicó un libro titulado The Eye of Revelation (El ojo de la revelación), en cuyas páginas contaba como, tras un viaje por el sistema de los Himalayas, aprendió una serie de movimientos con los que alcanzar la eterna juventud. Se trataba de 5 ritos tibetanos que, practicados con regularidad, tenían consecuencias positivas en el rejuvenecimiento del organismo y la positividad mental, además de ayudar a equilibrar los centros de energía o chakras de los que ya hablaba Gisele Bündchen como responsables de que encontrara la fortaleza en los momentos más difíciles de su vida. Como razones por las que este ritual funciona, señalan a que favorece el correcto funcionamiento del sistema endocrino, encargado de controlar el funcionamiento del metabolismo o los órganos vitales, además de balancear la concentración de minerales en la sangre, por ejemplo.
Tras practicar los ejercicios de manera regular, los beneficios que se prometen pasan desde notar una mayor luminosidad en la piel, disminuir la apariencia de las arrugas o la intensidad de dolores crónicos, hasta mejorar el estado de ánimo e incluso fortalecer la musculatura y potenciar la flexibilidad. Para comprobar estas consecuencias de primera mano, la recomendación es la de comenzar por una repetición de cada uno de los 5 ritos al principio y aumentar hasta tres rondas cada semana hasta alcanzar las veintiuna con el tiempo. Lo ideal sería realizar la tabla a diario, sin embargo, se puede acoplar a la condición física y el estilo de vida de cada persona pues es importante que no supogan dolor ni malestar, sino todo lo contrario. Eso sí, el mínimo serían 6 veces semanales para experimentar sus bondades.
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1. Giros en el sitio
La postura inicial es de pie con los brazos extendidos en horizontal en posición de cruz. A continuación, se realizan giros con el cuerpo manteniéndose en el mismo lugar y con la mirada fija en un solo punto para no perder el equilibrio. ¿La clave? No pensar en el número de vueltas sino dejarse llevar por las sensaciones que se despiertan en el cuerpo pues el momento justo de parar es cuando se comienza a sentir un mareo (muy) ligero. Cuando se detiene el movimiento, se colocan los pies separados a la altura de los hombros y se juntan las palmas de las manos delante del pecho para fomentar la concentración.
2. Levantamiento de piernas
Con el cuerpo acostado boca arriba y los brazos estirados a lo largo del cuerpo, se levantan ambas piernas al mismo tiempo mientras se inspira hasta formar un ángulo recto con el tronco. Después, se vuelven a bajar las extremidades inferiores a la vez soltando todo el aire. Este es un movimiento famoso en las clases de fitness por su poder para fortalecer los abdominales inferiores y, por supuesto, se puede adaptar a la condición física de cada persona con trucos para facilitar la subida como colocar las manos debajo de la zona lumbar.
3. Arqueo de espalda
Tras descansar unos minutos, se colocan las rodillas en el suelo con los muslos levantados y se apoyan las palmas de las manos sobre los talones o la parte posterior de las piernas para las menos experimentadas. A continuación, se inclina la cabeza hacia atrás lo máximo posible mientras se inspira por la nariz. Después, se regresa a la postura del principio soltando el aire y se arquea la cabeza hacia adelante para aproximar la barbilla al pecho.
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4. El pino puente
Este juego de la infancia que consiste en tumbarse boca arriba y levantar el cuerpo hasta que quede sujeto por las palmas de las manos y las de los pies es el cuarto rito tibetano que reveló Peter Kelder en The Eye of Revelation. Entre algunos de los beneficios que derivan de su práctica destacan los de tonificar los glúteos, los hombros, los flancos o los abdominales inferiores. De nuevo, la respiración consciente es esencial para que resulte efectivo.
5. El perro boca abajo
Al igual que la mayoría de los otros, este último rito también está profundamente conectado con el yoga y comienza con el cuerpo tumbado boca abajo y las manos apoyadas delante del cuerpo para levantar el tronco en una vertical en posición de cobra. A continuación, se levantan los glúteos y se desplaza el punto de gravedad hacia atrás para formar una "V" invertida sin mover las manos ni los pies en ningún momento. Cuando se termina, es importante reservar unos minutos de relajación antes de continuar con la rutina diaria.