Que estar bronceada embellece es un hecho que, a estas alturas, no vamos a negar. Sin embargo, la obsesión por una piel dorada, afortunadamente, ha pasado a mejor vida. Al menos si el color se debe a una exposición extrema a los rayos solares. El éxito de las nuevas alternativas para estar bronceada sin tomar el sol demuestra que cada vez estamos más concienciadas sobre los efectos perjudiciales de los rayos UVA y UVB en nuestra piel, entre los que el envejecimiento prematuro (arrugas, manchas, pérdida de elasticidad...) es el más visible (aunque, lógicamente, no sea el más grave). Ahora bien, en esta época de sol y vacaciones, a veces resulta imposible no recibir ningún rayo de sol en todo el día, y más en un país como el nuestro. ¿Qué debemos hacer entonces para no envejecer? ¿Es posible tomar el sol sin sufrir los efectos negativos? La especialista responde.
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Protector solar: el innegociable del verano
Coinciden dermatólogos y otros expertos en que utilizar protector solar a diario es el hábito antiedad más efectivo que podemos adquirir. Es realmente la mejor forma de prevenir la aparición de manchas y arrugas, aunque en ocasiones cometemos errores al utilizarlo: no aplicarlo con la previsión necesaria, escatimar en la cantidad y olvidar algunas zonas son desaciertos por los que nuestra piel puede terminar quemada.
Quienes pasamos de los 30, tenemos este gesto de belleza asumido como cotidiano. Ahora bien, ¿es necesario utilizar protector a diario incluso si tenemos una piel muy joven, sin ningún signo de envejecimiento? La concisa respuesta de Mercedes Abarquero, directora científica de Laboratorios Vichy, no deja lugar a dudas: “La fotoprotección debería estar presente en nuestra vida desde la infancia”. De hecho, según nos cuenta, es durante la niñez y la adolescencia cuando más expuestos estemos al sol: ”puede suponer hasta un 80% de la cantidad de radiación que recibimos durante toda nuestra vida. Por otro lado, incorporar una rutina de cuidado en la infancia genera un hábito que se mantiene más fácilmente en la edad adulta”, aconseja.
“Sin embargo, si no hemos adoptado ese paso en nuestra rutina, nunca es tarde y los efectos beneficiosos del uso de la fotoprotección diaria están corroborados independientemente de la edad. Si pensamos en una edad en la edad adulta sería a partir de los 20 años, ya que generalmente es cuando empezamos a percibir los primeros signos como el cambio de luminosidad, por ejemplo. Pero debemos recordar que si estamos bajo un tratamiento médico que pueda inducir una reacción al exponernos al sol, es importantísimo la fotoprotección diaria independientemente de la edad”, afirma Mercedes Abarquero.
Cremas solares con efecto antiedad
Gracias a las innovaciones cosméticas, actualmente existen multitud de texturas y fórmulas de protección solar para satisfacer las necesidades particulares de cada tipo de piel, y también para que aplicarse el protector sea un momento agradable, fundamental si buscamos convertirlo en un hábito cotidiano. Así lo confirma la experta de Vichy: “Hoy en día disponemos de fórmulas más ligeras que sobre una piel que realiza su rutina específica pueden ser una opción con un acabado invisible sobre la piel. Eso es al final es lo que deseamos, cuidarnos y protegernos sin que se note el fotoprotector. Por otro lado, hay que valorar la cosmeticidad: la mejor textura es la que me guste el acabado sobre la piel, ya que eso garantiza la aplicación y reaplicación del producto fotoprotector”.
Cuando el objetivo, además de protegernos, es atenuar los signos de la edad ya existentes, debemos elegir fórmulas específicas con los activos que detalla la directora científica:
- Antioxidantes: “ya que el sol genera un incremento de radicales libres en nuestra piel, y aceleran el envejecimiento. Activos con propiedades antioxidantes como la vitamina C, la vitamina E, la vitamina B3, aguas termales y/o volcánicas, extractos de plantas como el extracto de pino marítimo o el resveratrol son muy interesantes”.
- Antienvejecimiento: “como por ejemplo activos como los péptidos que tienen estudios que demuestran sus propiedades antiedad”.
- Despigmentantes: “en este caso nos podemos encontrar activos como la niacinamida o el phe-resorcinol”.
La importancia de la dieta
Con protectores formulados con dichos ingredientes obtendremos un doble beneficio: reducir las arrugas, manchas y flacidez ya presentes, y evitar la aparición de nuevos signos. Un efecto que podemos potenciar a través de la alimentación, según confirma Mercedes Abarquero: “Dietas ricas en antioxidantes y beber más de 1,5 litros al día tienen un impacto positivo en la piel y en concreto en el envejecimiento”.
Qué hacer cuándo te has quemado
Y si bien siempre es mejor prevenir que curar, hay ocasiones en las que los despistes o la falta de planificación terminan con el sol quemando nuestra piel. Cuando esto sucede, Mercedes Abarquero aconseja seguir los siguientes pasos para restaurar la piel del “eritema o quemadura solar, un daño muy intenso en la piel”:
- No exponerse al sol: “debemos evitar al 100% la exposición de esa zona, manteniéndola cubierta de forma continua o evitando salir a la calle”.
- Aplicar reparación solar si la quemadura es leve o moderada: “Ya que son fórmulas que aportan además mucha hidratación (pensemos que es una zona que debido a la alteración de la barrera cutánea, está perdiendo mucho agua y eso hace que acentúe la tirantez y el picor)”.
- Si es intensa... “En caso de un eritema solar con ampollas, hay que seguir el tratamiento médico prescrito y las pautas del médico para curas, etc. e incluir productos que ayuden a regenerar. Una vez reparada, esa piel puede estar más sensible o sensibilizada por lo que es clave aportar una fotoprotección muy alta independientemente del fototipo que presentemos. En una siguiente fase utilizaremos productos correctores, antiarrugas o antimanchas asegurándonos de incluir una protección diaria muy alta”.