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Se ha impuesto como la no dieta de moda, o más bien como el estilo de vida que todas, celebridades incluidas, quieren seguir. Desde que Jennifer Aniston, Reese Witherspoon o Elsa Pataky, entre otras, afirmaran que el ayuno intermitente es la razón de que hoy estén más en forma que hace 10 años, son muchas las mujeres que han decidido probar esta forma de alimentación por horarios que los estudios avalan como muy efectiva para perder peso porque además tiene beneficios sobre el cuerpo, ya que es sano dejar descansar al organismo. Las opciones de ayuno son tantas como ritmos circadianos, aunque la más popular es la 8:16, es decir, comer a lo largo de 8 horas al día y ayunar las 16 siguientes. Sin embargo, un estudio establece que la duración de la ventana de alimentación (que es cómo se conoce al tiempo en el que sí puedes comer) no es tan importante como el hecho de ayunar en sí.
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La posibilidad de comer prácticamente lo que te apetezca así como no tener que contar las calorías que ingieres son dos factores que han hecho del ayuno intermitente una de las fórmulas dietéticas más seguidas del momento. Al contrario que otros planes para perder peso, el intermittent fasting -como ya se le conoce en todo el mundo- permite consumir todo tipo de alimentos, siempre que lo hagas exclusivamente durante el periodo de tiempo establecido. Este suele durar entre 4 y 12 horas, mientras el resto de la jornada únicamente debes tomar agua, infusiones y otras bebidas hipocalóricas y saludables. Los beneficios, que poco a poco se van comprobando mediante investigaciones científicas, van desde una mayor energía y creatividad hasta un rejuvenecimiento del organismo, una gran mejora del sistema digestivo y, el que muchas buscan, la pérdida de peso.
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¿Cuántas horas debes ayunar si quieres perder peso?
Un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad de Illinois, en Chicago (EEUU), ha comprobado este último beneficio estableciendo, además, que la duración del ayuno no es tan importante para obtenerlo. En la investigación, se dividió a los participantes en dos grupos que se someterían a dos planes de ayunos distinto durante 10 semanas. Mientras los primeros únicamente podían comer durante 4 horas al día (de 13 a 17), los segundos ampliaban su ventana de alimentación a 6 horas (de 13 a 19). Al terminar el periodo de casi dos meses y medio, ambos grupos habían perdido el 3 por ciento de su peso corporal y mejoraron la resistencia a la insulina y los niveles de estrés oxidativo, dos indicadores de un cuerpo en forma.
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Otro efecto que compartieron todos, sin importar cuánto tiempo ayunaran, es que redujeron su consumo energético unas 550 kcal al día de media, sin tener que contabilizar lo que comían y sin variar su dieta de forma específica. Por el sencillo hecho de condensar todas sus comidas en 4 o 6 horas, ingerían menos calorías, con lo que perdieron peso sin realmente proponérselo; un beneficio que han comprobado, en primera persona algunas de las celebrities más influyentes.
