No son pocas las celebrities que han reconocido su predilección por los frutos secos. De las castañas, objeto de deseo de Cristina Pedroche, a las nueces, almendras o anacardos que toma como snacks Gwyneth Paltrow, son muchos los ingredientes de este tipo que las famosa incluyen en su dieta, especialmente en otoño y invierno. ¿Una elección adecuada? Según el doctor Leo Cerrud, sí. "Arriba los frutos secos”, afirma, recordando una época en la que, al contrario de hoy en día, tenían mala fama ya que se los relacionaba con un excesivo aporte de grasas y calorías. "Hoy se sabe que nada estaba más lejos de la realidad. Al final, como siempre, no es lo que comes, es cómo lo comes, a qué hora y cuánto”. Coincide en reivindicar este alimento la nutricionista Elisa Blázquez, para quien los frutos secos son alimentos muy beneficiosos y aconseja que formen parte de nuestra rutina diaria. “Tienen una densidad nutricional muy alta, son ricos en minerales, grasas esenciales, ácido fólico, aminoácidos como el triptófano y fibra. Además tienen un alto poder saciante, quitan el hambre porque nos alimentan y nos aportan energía. Y no nos deben preocupar sus calorías si los tomamos naturales y en raciones moderadas. Un puñadito de frutos secos para merendar es un snack perfecto y son también un complemento ideal para las ensaladas o para los desayunos”, nos dice.
Grasas sí, pero buenas
Uno de los principales males que se les atribuía es el exceso de grasa. “Efectivamente, los mal llamados frutos secos (en realidad son semillas), están compuestos, en su gran mayoría, por grasa. Pero grasa vegetal, muy poco saturada, tan buena como la del aguacate y tan saludable como el aceite de oliva. Todas son grasas vegetales y engordan, por supuesto, si se toman en grandes cantidades. Pero además los frutos secos también aportan, minerales, vitaminas, oligoelementos y hasta proteínas”, añade el doctor Cerrud.
¿Hay que eliminarlos, entonces, de las dietas de pérdida de peso? El doctor Cerrud lo tiene claro: “Al contrario, los frutos secos son excelentes compañeros de las dietas hipocalóricas como snack a media mañana o a media tarde. Siempre y cuando seamos discretamente moderados, es decir, una bolsita de 80-100 gramos es perfecta dosis para ese cometido. Además de aportar todo lo que hemos dicho antes, aportan saciedad, una sensación muy valiosa en cualquier dieta de adelgazamiento”, nos explica el doctor Cerrud, pero, eso sí, recomienda tomarlos siempre mejor crudos o tostados que fritos y mucho mejor sin sal en la medida de lo posible. Coincide la doctora Mar Lázaro, experta en nutrición, quien explica que al tomarlos sin sal, ayudan a que no retengamos líquidos.
El topping para las ensaladas y cremas que cuida tu piel
Otra de las afirmaciones que cuestiona el doctor Cerrud es si todos son iguales. “La cantidad de grasa varía enormemente, siendo las nueces de Macadamia y los cacahuetes los más oleosos, y las almendras y las nueces los más magros”. En opinión de la doctora Lázaro, los 'menos buenos' son los que llevan sal habitualmente, como los pistachos. "Los menos calóricos son las nueces (ayuda a mantener estable el nivel en sangre) y las almendras (muy ricas en calcio, ideales por ejemplo en la premenopausia)", nos explica. ¿Y únicamente se pueden comer solos? No es así y tal y como nos explica el doctor Cerrud, “no solo se pueden hacer todas las combinaciones posibles dentro de los límites del gusto de cada cual sino que también se pueden agregar a cualquier ensalada o parrillada de verduras ya sea picados o enteros. Le aporta sabor, la hace más apetecible y le otorga exotismo. Los asiáticos lo hacen desde siempre y no es la obesidad el principal problema por aquellas latitudes”, nos dice.
Un extra: además, son buenos para nuestra piel. ¿El motivo? “Tienen antioxidantes y vitamina E, por lo que reducen el envejecimiento celular, vitaminas B, que ayudan a la renovación celular y a controlar la secreción de grasa, y grasas poliinsaturadas fundamentales para una buena nutrición de nuestra piel”, nos cuenta Elisa Blázquez, quien concluye recalcando que son también buenísimos para la salud de nuestros huesos y nuestro corazón. La almendra y la avellana, por ejemplo, son especialmente ricas en calcio, mientras que las nueces nos aportan Omega 3 y son cardioprotectoras.