Sabes que tienes que limitar el consumo de determinados alimentos si quieres mantener tu peso a raya, especialmente tras la Navidad, un periodo en el que engordamos de media entre 2 y 5 kilos. Pero hay algunos ingredientes que cuesta más eliminar de nuestra dieta diaria, aquellos que según nos cuenta la nutricionista Elisa Blázquez, experta de la Clínica IQtra, “normalmente relacionamos con el momento placentero, con la satisfacción y el disfrute”. Y, ¿cuáles son esas tentaciones a las que nos cuesta sacar de nuestra lista de la compra? Como imaginas, “suelen ser alimentos sabrosos, saciantes y que aportan energía rápida (azúcar) o grasas”, nos explica la nutricionista, quien nos cuenta su experiencia en la consulta: “He observado que aquellos que más echa de menos la gente son chocolate, queso y pan. Y también es un gran esfuerzo quitarse las bebidas que relacionamos con el ocio, pero sobre todo en los momentos sociales. El vino, la cerveza o, en ocasiones, los refrescos, son muy añorados en el momento lúdico cuando estamos reduciendo los mismos”.
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¿Qué tiene el chocolate que no podemos vivir sin él?
Tal y como nos explica Elisa Blázquez, el chocolate es el 'rey' de los alimentos satisfactorios. “Es dulce, satisface, tiene grasa y es estimulante. Nos aporta mucha energía y es un antidepresivo natural, pues nos ayuda a restablecer los niveles de serotonina en el cerebro. Por todo ello puede resultar un poquito adictivo”, nos explica Elisa Blázquez. “Mi recomendación es que sigamos comiendo chocolate por sus efectos positivos, pero que lo hagamos con un 80% de cacao al menos y en raciones moderadas. Una onza de chocolate puro es fantástica, una tableta entera ya no lo es”, matiza.
Con respecto al queso, la experta nos apunta en primer lugar sus aspectos positivos. “Es un alimento energético por la cantidad de grasa que contiene. Además es muy nutritivo, aporta minerales como el calcio y es alto en proteínas. Su sabor es potente y satisfactorio. Científicos de la Universidad de Míchigan también describieron como un tipo de proteínas del queso y de los lácteos, las caseínas, tienen además un cierto efecto opiáceo y provoca una agradable sensación de bienestar al consumirlo”, nos cuenta. Por eso, sin duda, es uno de los alimentos más añorados cuando se disminuye su consumo.
Y el tercero de la lista, muy instalado en la dieta mediterránea, es el pan, que se convierte en el perfecto acompañante de las comidas en muchas mesas de nuestro país. “Retirar el pan en las comidas tiene connotaciones incluso culturales y sociales. En España el pan ha sido uno de los alimentos básicos de nuestro menú y toda una tradición culinaria. Quien está acostumbrado a comer con pan siente que la comida está incompleta sin él. Las masas elaboradas con harina nos hacen sentir más satisfechos, 'nos llenan'. Además del sabor agradable y placentero del pan combina bien con cualquier cosa. Por ello cuesta tanto quitarlo”, nos dice Elisa Blázquez. ¿Su recomendación? Consumir el pan en el desayuno, como alimento rico en hidratos de carbono y energético, con lo que así tendremos en opinión de la experta “nuestro momento del pan”. Pero, sobre todo, recomienda “que consumamos un pan de calidad, de masa madre e integral, este tipo de panes llenan mucho más y sientan mucho mejor. Es un desayuno ideal si solo está elaborado con harina integral y levadura madre”.
El momento en el que los consumimos
También influye el momento concreto en el que consumimos esos productos. Así lo considera el doctor José Luis Sambeat, quien apunta que “lo que nos engorda y, sobre todo, lo que nos impide perder el peso deseado en ocasiones son nuestras rutinas y hábitos. No se trata tan solo de prescindir de este o aquel alimento, que también supone un sacrificio, sino de modificar o evitar los comportamientos asociados”. Para el doctor, este es precisamente el mayor problema: “Quitarse el trocito de queso que tomamos al llegar a casa, la copa de vino de antes de cenar con unos frutos secos de acompañamiento o, por supuesto, la cerveza o cervezas de los viernes al salir del trabajo”. A ellos les suma también el chocolate y el pan, coincidiendo con la opinión de Elisa Blázquez.
“El primero se suele consumir después de cenar viendo la televisión y el segundo con la comida. Hay gente que asegura que no sabe comer sin pan”. Y el doctor también añade los refrescos de cola a esta lista, que “forman parte de los productos a poner en cuarentena por su poder adictivo y por su aporte de calorías vacías. También es más difícil a la hora de guardar la línea dejar de tomarlas si ese momento de consumo está asociado a algún momento placentero del día, como, por ejemplo, al finalizar la práctica deportiva”.