El verano se acerca a su fin. Las temperaturas se empeñan en demostrárnoslo cada día. Y, si sufres acné, posiblemente estés sufriendo otro inconveniente aparte del frío: el regreso de los granitos tras los días de sol y playa, un efecto rebote muy común. En verano, las pieles con tendencia acnéica suelen mejorar porque, en principio, los rayos solares pueden ser beneficioso para estos cutis porque tienen una "acción bactericida y antibacteriana”, nos contaba el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral. Además, tal y como nos cuenta el doctor José Luis Ramírez Bellver, dermatólogo de Clínica Dermatológica Internacional, “en pacientes cuyo acné empeora por el estrés, al ser época –generalmente– de relax, puede ocurrir que las lesiones mejoren”.
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Sin embargo, el sol también tiene un lado negativo que es el que ahora produce el efecto rebote. Tal y como nos cuenta el doctor Sánchez Viera, “la radiación solar provoca un engrosamiento de la piel, y con el calor, los poros se pueden obstruir porque las glándulas sudoríparas trabajan más para compensar la temperatura corporal. Y el uso de cremas solares no aptas para cutis grasos también puede hacer que el acné empeore". Además, según añade el doctor Ramírez Bellver, generalmente es más difícil seguir una rutina de cuidado facial en verano, por falta de tiempo, por no llevarnos de viaje los productos que necesitamos... y comemos de manera distinta, con el consecuente efecto en la piel. ¿El resultado? Los granitos vuelven a aparecer.
El plan de acción de un dermatólogo
Ahora bien, ¿qué se puede hacer si tras los meses de verano aparecen más granitos? “Lo primero de todo debería ser acudir a un dermatólogo para que valore la extensión del problema y establezca cuál es el mejor tratamiento para paliar este efecto rebote producido tras los meses de verano”, recomienda el doctor Sánchez Viera, que incide en que “el primer paso es actuar contra la inflamación con el objetivo de que disminuya su tamaño, el número de lesiones, así como evitar las cicatrices”. ¿Cómo lo conseguimos? El dermatólogo propone terapias orales o bien tópicas, entre las que encontramos la microdermoabrasión, el láser PDL, la terapia fotodinámica y la terapia biofotónica. “Una vez que la inflamación ha disminuido, dependiendo si el brote de acné ha provocado o no cicatrices, hay que optar por tratamientos que estimulen la formación de colágeno y elastina y que renueven la superficie de la piel. Para ello se pueden utilizar láseres fraccionales ablativos (CO 2 o Erbio), láser Neodimio Yag Y KTP, láser colorante pulsado ultrasonidos y terapia biofotónica, entre otros”, cuenta el experto del Instituto de Dermatología Integral.
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Una rutina facial bien planificada
Además, nuestra rutina facial diaria puede contribuir a paliar ese efecto rebote. “Puede ayudar a minimizar la producción de grasa, hidratar adecuadamente y evitar que el sol siga afectándola negativamente (tanto con dicho engrosamiento, como provocando manchas faciales y fotoenvejecimiento prematuro)”, comenta el doctor Sánchez Viera, que aprovecha para dar una recomendación básica: “Uno de los puntos que se deben tener muy en cuenta es no tocar los granos o espinillas, ya que pueden provocar la ruptura de la piel y aumentar el riesgo de infecciones”. Además, matiza que la higiene diaria es también fundamental. “Debe hacerse con productos específicos para cutis grasos y realizarse tanto por la mañana como por la noche. De esta manera, retiraremos toda la segregación grasa que produce la piel y eliminaremos cualquier resto de maquillaje y de polución ambiental”, nos cuenta, y añade que conviene hidratar nuestro cutis con cremas “no comedogénicas para compensar la deshidratación provocada por el sol consiguiendo que se vaya regulando el exceso de grasa que produce para paliar este problema”. Y aunque el sol sea menos fuerte, es fundamental seguir utilizando fotoprotectores solares, también oil free, para evitar la aparición de manchas y que la piel siga con su proceso desengrosamiento, además de, por supuesto, protegernos de otras lesiones.
Una última recomendación es exfoliar la piel. El doctor Sánchez Viera así lo cree. “La exfoliación consigue retirar las células muertas, homogeneizar su textura y color y limpiar los poros de sebo que no es posible eliminar con la higiene facial diaria”, nos explica. Eso sí, en su opinión, esa exfoliación puede realizarse en casa una vez a la semana con geles exfoliantes tipo scrub o bien recurriendo a la microdermoabrasión realizada por un especialista, ya que no solo consigue renovar la capa más externa de la piel sino también a estimular la formación de colágeno y elastina, disminuyendo posibles cicatrices, además incluso de pequeñas arruguitas. Para el doctor de CDI, hay que tener precaución si hay brote activo de acné con lesiones inflamatorias, pues en su opinión la exfoliación puede irritar en exceso. Sin embargo, sí que se recomienda una exfoliación 1 o 2 veces por semana si predominan los comedones (los puntos blancos y negros).