Que el tiempo vuela es un hecho, y antes de que nos queramos dar cuenta, estaremos guardando la ropa de abrigo en el armario. Por eso, aunque aún te cueste pensar en esos días de sol, hay que ser previsora para llegar a la primavera y, sobre todo, al verano con los deberes hechos. En la batalla, por ejemplo, contra la celulitis, las prisas no son buenas consejeras y, además, hay muchos hábitos que puedes empezar a cambiar ya para llegar a la puesta a punto mejor que ningún otro año. “Empezar ya supone poder ir trabajando los hábitos sin prisa y así poder afianzarlos”, explica Marta Vallejo, especialista en Nutrición y Dietética de Clínica Opción Médica.
Y sí, la alimentación tiene mucho que ver. “Al hablar de celulitis siempre pensamos en tratamientos estéticos para combatirla, pero no debemos olvidar que la nutrición y el ejercicio físico juegan un papel importante en esta lucha”, nos cuenta Laura Llorente, nutricionista de Cool Health Club. Ya te hemos contado cuáles son los alimentos que debes empezar a tomar en tu plan de acción anticelulitis, pero ¿sabes cuáles son tus peores enemigos? Hay algunos que deberías eliminar ya de tu dieta para combatir la temida piel de naranja. En general, debemos partir de la idea de evitar aquellos que puedan favorecer la retención de líquidos. Te resumimos cuáles son los alimentos que has de borrar ya de tu lista de la compra.
- Aperitivos de bolsa o platos precocinados. "Este tipo de alimentos, entre los que se incluyen la comida rápida, los alimentos precocinados, las patatas fritas... son fuente de elevada cantidad de sal, grasas de baja calidad y mucha carga calórica pero baja nutricional. El elevado consumo de sal favorece la retención de líquidos, lo cual influye en el desarrollo de la celulitis", nos cuenta Laura Llorente.
- Bollería industrial. Nada de caprichos en forma de donut o similares. Si quieres decir adiós a la celulitis has de decir adiós también a estos alimentos, incluso su consumo ocasional. ¿La razón? "Contienen grandes cantidades de grasas de origen refinado, saturado o muchas de ellas hidrogenadas. Favorecerán la acumulación de grasa, puesto que a su vez contienen gran proporción de azúcares sencillos. Es por ello que el descenso de este tipo de grasas en nuestra alimentación es fundamental, pudiendo favorecer el consumo de grasas buenas para el organismo con claro efecto antiinflamatorio, por ejemplo, el Omega 3", añade la experta de Cool Health Club.
-Azúcar. Según explica Marta Vallejo, uno de los cambios más importantes que debemos hacer es dejar de consumir azúcar y productos ultraprocesados, que lo único que nos aportan son harinas refinadas, aceites vegetales de mala calidad y azúcares añadidos. "El simple hecho de eliminarlos de nuestra dieta ya evidencia una mejora en el tratamiento de la celulitis", añade. Y es que si hablamos del azúcar, hay que tener en cuenta que el dulce no sólo se convierte en grasa. Además, provoca una reacción metabólica en los tejidos cutáneos llamada glicación, por la que el colágeno se torna más rígido y pierde fuerza. En consecuencia, la piel pierde firmeza y la celulitis se abre paso con más facilidad. Como sucede con la sal, el azúcar no sólo se presenta en sus formas más obvias, sino que se encuentra oculta en multitud de alimentos preparados. Por tanto, se impone leer con atención las etiquetas, donde se especifica la cantidad de azúcar.
-Alcohol. Tienes que tenerlo muy en cuenta: el alcohol proporciona calorías vacías y favorece la deshidratación. Lo que se traduce en una mala circulación sanguínea y mayor retención de líquidos. Es por ello, que la bebida de referencia en nuestras comidas y sobre todo a lo largo del día tiene que ser el agua. No debemos olvidar que, no solo el agua que bebemos a lo largo del día nos mantiene hidratados, también podemos usar infusiones o platos que se elaboren con gran cantidad de agua: caldos, sopas, así como también el agua que contienen los alimentos como pueden ser las frutas y verduras.
-Refrescos y café. Y dentro del apartado de las bebidas, también deberíamos limitar el consumo de "los refrescos con alto contenido en azúcares y gases y el café, ya que todos ellos favorecen la retención de líquidos", nos explica la doctora Natalia Ribé. Es una paradoja, porque la cafeína, aplicada por vía tópica -muchos anticelulíticos la contienenen-, estimula la circulación, pero cuando se toman cafés o refrescos de cola en exceso, puede causar el efecto contrario. Y no sólo eso: la cafeína produce una subida brusca de los niveles de insulina en sangre, lo cual lleva al organismo a almacenar todos los alimentos, sobre todo azúcares, en forma de grasa.