Su melena pelirroja y su piel de porcelana se han convertido en sus señas de identidad. A sus 56 años, Julianne Moore puede presumir de tener uno de los rostros más naturales y bellos de Hollywood. La oscarizada actriz admite el paso del tiempo con total naturalidad y se resiste a someterse a invasivas intervenciones quirúrgicas que mermen su expresividad, por lo que mantiene de manera casi religiosa un protocolo de cuidados básicos que le permite conservar intacta su belleza.
Es ahora, en plena madurez cuando se encuentra en su mejor momento, sin apenas arrugas y con un cuerpo envidiable; glamour en estado puro. No preocuparse por los años y disfrutar del presente parecen ser sus claves para sentirse bien consigo misma. No obstante, la actriz también tiene sus pequeños secretos para desafiar a la edad y disfrutar de una eterna juventud.