Enero es uno de los meses más fríos del año y nuestra piel no es ajena a las bajas temperaturas, como las que estamos viviendo en estos momentos de ola de frío polar en España. Es más, éstas pueden llegar a afectar mucho a nuestro cutis. ¿Sabes de qué manera? Con la ayuda de nuestra experta Meritxell Martí vamos resumirte las principales dudas que pueden surgirte en relación al efecto del frío en tu piel.
1. ¿El frío afecta de igual modo a la piel grasa que a la piel seca?
No, los lípidos naturales de la piel grasa protegen la piel del frío. La piel seca además es más fina, por lo que es mucho más sensible al frío y a los cambios de temperatura bruscos. La piel seca necesita protegerse añadiendo lípidos, cremas que contengan componentes grasos y mejor si son algo oclusivos, como el aceite de parafina. Podemos tomar suplementos como Omega 3 o fitoceramidas para mantener más nutrida la piel.
2. ¿El pelo se cae más con el frío?
Aunque algunas personas creen que sí es posible que con el frío se caiga más el cabello, no es cierto. Las personas que viven acostumbradas al frío es posible que tengan más pelo, es como una protección natural para combatir las bajas temperaturas. Podemos usar sombreros o gorros para protegernos del frío, ya que tampoco es algo que afectará a la pérdida o no del cabello; lo importante es que los gorros estén limpios y no compartirlos para evitar posibles infecciones, como la dermatitis seborreica.
Con las temperaturas mas frías, sí podemos notar el cabello algo más seco y sin vitalidad, y generalmente tenemos menos necesidad de lavarlo tan a menudo.
3. ¿Necesito poner igualmente filtro solar?
Sí, aunque haga frío y el sol caliente menos, también pueden afectarnos los rayos nocivos. Además, el viento y el frío desprotegen la piel y la hacen más sensible. Podemos usar un filtro solar que además proteja del frío, en forma de crema. De hecho, los filtros solares que se usan para los deportes de invierno son mucho más emolientes. El frío nos quita la percepción de quemadura solar, por lo que, sin darnos cuenta, podemos sufrirla, sobre todo si vamos a esquiar.
4. ¿Estropea la piel limpiarla o los baños con agua caliente?
Cuando hemos pasado frío, lo que más apetece es un baño relajante de agua muy caliente. Sin embargo, no es lo más beneficioso, sobre todo si la piel es seca, pues el cambio de temperatura brusco va a provocar que se rompa la propia barrera lipídica y, en consecuencia, se puede producir mucha más sequedad de la piel.
Aunque sea muy agradable, es preferible una ducha con agua ligeramente caliente y un masaje con un aceite hidratante que podemos templar un poco. Esto evitará que la piel se cuartee después de la ducha y los picores que se pueden producir por la sequedad de la piel. Si deseamos bañarnos, es preferible añadir avena coloidal o aceite esencial en el baño que sales.
5. ¿El frío afecta a todos por igual?
En absoluto, del mismo modo que la piel seca es mucho más sensible, esta grasa en el organismo debajo de la piel también va a proteger del frío. Así los bebes son mucho máss sensibles al frío, al igual que sucede con las personas mayores. Necesitan, por ello, aplicar una protección extra frente al frío.
6. Los labios se me cortan siempre, ¿cómo puedo protegerlos?
Los labios son la parte de la cara que más rápidamente va a notar este cambio de temperatura. Hemos de evitar humedecerlos a menudo o incluso morderlos. La humedad va a evaporarse con el frío y con ello dejará los labios mucho más secos. Es preferible exfoliarlos una o dos veces a la semana por la noche (aunque sólo sea pasando suavemente el cepillo de dientes) y aplicar una capa gruesa de vaselina en los labios. Durante el día, conviene usar un protector labial, con cera de abejas o manteca de karité, dexapantenol, vitamina E y, si es posible, con filtro solar.
7. ¿Continúo con la misma rutina de tratamiento facial?
La piel va a estar mucho más sensibilizada, y preservar la protección natural, la capa lipídica natural de la piel, va a ser el primer objetivo. Para ello, la limpieza tanto por la noche como por la mañana debería ser con productos muy suaves y poco astringentes. En esta época, son aconsejables los limpiadores como las aguas micelares y las lociones o cremas de limpieza. Posteriormente, conviene usar un tónico sin alcohol. Durante el día, es preferible usar cremas a geles y lociones. Si usamos un sérum hidratante, hay que aplicar posteriormente una crema, mejor una nutritiva que hidratante. No debemos olvidarnos del contorno de ojos, pues su piel es mucho más fina y, en consecuencia, mucho más sensible a los cambios climáticos.
8. ¿Puedo exfoliar igualmente la piel, usar productos con ácido retinoico?
Como estamos usando productos mucho más emolientes y con alto contenido en lípidos, será mucho más fácil que se taponen los poros y que la piel se torne apagada y flácida. Es necesario que exfoliemos la piel, pero sin embargo la piel va a estar mucho más sensibilizada, por lo que esa exfoliación debería ser mucho más suave. Meritxell Martí recomienda productos exfoliantes enzimáticos, esponjas de Konjac o scrubs naturales suaves como los que contienen avena.
Si estamos usando retinoico como tratamiento antiarrugas, aconseja detenerlo mientras haga mucho frío o estemos expuestos a bajas temperaturas. Sin embargo, si es por tratamiento antiacné, no podemos detenerlo, pero debemos tener en cuenta que la piel estará mucho más sensible, y deberíamos evitar en la medida de lo posible las temperaturas muy bajas.
9. ¿Y la calefacción, cómo afecta mi piel?
La calefacción a temperatura elevada va a ocasionar un ambiente mucho más seco, lo que va a notarse también en la piel, que será mucho más sensible a la irritación. Aumentará, además, la sequedad del cutis. La solución más práctica es recurrir a un humidificador, evitando que el ambiente sea más seco y se deshidrate la piel. Igualmente, es importante beber más cantidad de agua, pues el calor hace que tengamos sed mientras que el frío no tanto, por lo que debemos acordarnos de beber más.
10. ¿Y la piel con rosácea?
La piel que sufre rosácea va a ser especialmente sensible al frío. Esta dolencia provoca enrojecimiento de zonas como las mejillas, la barbilla o la nariz. Los cambios bruscos de temperatura van a empeorar este estado. De hecho, el frío va a provocar que aumente la sequedad de la piel y, al entrar en los sitios, la calefacción va a provocar vasodilatación, lo que va a hacer que aumenten las rojeces. De igual manera, las comidas muy calientes van a empeorar la rosácea. Para evitar esto, deberíamos procurar mantener la piel de la cara fresca, y para ello podemos usar un spray de agua termal, que siempre se debe secar tamponando suavemente.