Estos días, los elevados índices de contaminación son, no hay duda uno de los temas de actualidad en algunas ciudades españolas, especialmente en Madrid. Los efectos de la alta polución en nuestra salud están fuera de toda duda. Pero hemos querido averiguar cómo le afectan también a nuestra piel, con la ayuda de nuestra experta Meritxell Martí. Hay que empezar por conocer cómo está formada nuestra piel y cuál es su principale función.
Es el órgano más grande de nuestro cuerpo, y su función principal es la de protegernos del exterior, es la barrera que evitará que penetren en nuestro organismo agentes nocivos que puedan provocarnos posibles daños. La piel está formada de varias capas, que son, desde dentro hacia la más externa: la epidermis, la dermis y la hipodermis. Al ser la epidermis la más superficial, es la que va a sufrir la mayor parte de las agresiones externas.
Para poder cumplir su función, es importante que la piel esté intacta, ya que cualquier lesión en ella puede ser una puerta de fácil entrada de sustancias tóxicas y de microorganismo patógenos. Por ello, es muy importante cuidarla y protegerla.
Por otra parte, el envejecimiento de la piel no sólo depende de la epidermis, por supuesto es una cascada de reacciones en las que todos los componentes que forman parte de todas las capas de la piel tienen su papel.
El efecto de la contaminación
La polución es la contaminación del medio ambiente, aire o agua, debida a residuos de nuestra vida cotidiana, de la que somos culpables, la industria o procesos biológicos.
Vamos a estar en contacto continuo con la polución, sobre todo cuando vivimos en ciudades con alto nivel de contaminantes tanto físicos, como biológicos o químicos, principalmente gases tóxicos.
Es por ello que la piel necesita estar más que nunca protegida. De hecho, estamos hablando sobre todo de gases, partículas minúsculas (menores de 2,5 micrómetros, muchas veces mucho más pequeñas que nuestros poros) las cuales pueden penetrar en la piel. Pero principalmente los vamos a respirar, y tienen un alto contenido en CO2 y metales como el cloro o el bromo.
Otras partículas son grandes y no van a penetrar en la piel, pero sin embargo los elementos químicos que también se encuentran en la polución sí lo pueden hacer y van a producir reacciones metabólicas perjudiciales, formando radicales libres y estrés oxidativo.
¿Cómo va a afectar a nuestra piel?
La contaminación va a afectar a la piel a todos los niveles.
De forma superficial está claro que la función de nuestra piel para protegerla estará en plena actividad, lo que puede provocar a un estrés de la piel, pero de forma más superficial, la va a ensuciar.
La piel no es lisa, en la epidermis hay poros, folículos pilosos y glándulas sebáceas y sudoríparas. Estas son las posibles “puertas de entrada de los contaminantes” y es donde principalmente van a depositarse estas partículas nocivas.
Además, no debemos olvidar también que las glándulas segregan sudor y grasa, lo que unido a la suciedad ambiental, hace que estas partículas se peguen a la piel, formando un “engrudo”. La piel se ensucia y tapona los poros, lo que evita que se pueda oxigenar y mejorar sus funciones.
No sólo eso, además de ensuciarse y taponarse el poro, este “engrudo” o capa evitará que las células muertas se disgreguen fácilmente, disminuyendo la velocidad de renovación celular. La capa córnea de la epidermis se va a engrosar y con ello la piel se verá mas rugosa y apagada.
A nivel más interno, este problema también va a afectar, pues la piel no podrá intercambiar con el exterior las sustancias que naturalmente lo deben hacer como el agua, lo que provoca que la piel se “desactive”, se apague, pues disminuye el riego sanguíneo en la piel.
Los agentes contaminantes van a hacer incrementar los niveles de radicales libres en el organismo, estos radicales libres dañan las moléculas de ADN celular y en consecuencia provocarán un mal funcionamiento de la barrera epidérmica, de una mala formación del colágeno, de las fibras de elastina que componen la piel. En consecuencia, ésta pierde firmeza y elasticidad.
Aumenta la inflamación cutánea y la deshidratación, activa la respuesta inmune y provoca un aumento de la velocidad del envejecimiento.
De hecho, está comprobado que las personas que viven en ciudades con más contaminación padecen más sequedad de la piel, con una mayor tendencia a la formación de arrugas y manchas en la piel.
Así, aumentará la velocidad de envejecimiento y determinados problemas cutáneos:
-Disminuye la elasticidad de la piel y la hidratación
-Sequedad cutánea
-Eczemas
-Problemas alérgicos
-Irritación, rosácea
-Aparición de acné
-Arrugas
Cómo podemos actuar para defender y proteger la piel
-Deberíamos actuar en consecuencia eliminando los contaminantes que se depositan de forma más externa en la piel.
-De forma interna, evitando la formación de los radicales libres o combatiéndolos, neutralizándolos.
-Protegiendo la función barrera de la piel.
La limpieza de la piel, básica
Limpiar la piel es fundamental cuando se vive en una ciudad o en un sitio con alto nivel de contaminantes. Por la noche, de forma más profunda, y de día, de forma más suave.
Durante la mañana y en las pieles sensibles o más secas no es recomendable un limpiador que deslipidize demasiado la piel, ya que esto va a provocar que la piel esté mas desprotegida y hasta irritada, se debe conservar la fina capa lipídica propia de la piel. Sin embargo, las pieles más grasas sí deben eliminar ese exceso. Al contrario, en la noche es fundamental la limpieza en profundidad en todo tipo de pieles.
El primer paso es eliminar primero el maquillaje con un desmaquillante, que puede ser en aceite, un agua micelar o una leche desmaquilladora o unas toallitas. Después, en un segundo paso, en el que es aconsejable una espuma de limpieza (preferentemente de origen biológico y sin sulfatos), debemos masajear insistentemente en forma circular y aclarar con abundante agua.
Hemos de tener en cuenta que es posible que la polución haya irritado la piel y ésta esté más sensible, por lo que el masaje no tiene que ser muy agresivo pero sí intenso. Algunas veces es preferible hacerlo dos veces. La zona que se puede ensuciar mas fácilmente es la parte T de la piel en la que el poro suele estar más dilatado. Los cepillos de limpieza adecuados al tipo de piel son ideales.
Después de la limpieza, se puede usar una loción tónica que calmará la piel si la hemos irritado algo, eliminará los posibles residuos y prepara la piel para el siguiente paso. La loción tónica es imprescindible si se está usando un producto que no se use agua para aclarar, como puede ser en pieles secas (no es lo mismo una loción tónica que un agua micelar). El sistema de limpieza de la marca Armonia, en el que se hace una doble limpieza es específico para pieles sensibles. Para las pieles más grasas es necesario utilizar un gel de limpieza que se aclare con agua. Podemos, además, exfoliar la piel varias veces a la semana, dependiendo del tipo de piel.
Cómo neutralizar los efectos nocivos de los contaminantes
Estas sustancias van a tener un efecto nocivo en la piel. Aunque hayamos retirado con la limpieza las más superficiales, algunas han podido penetrar, como pueden ser sustancias químicas o muy pequeñas. Estas son las que van a provocar la formación de radicales libres, irritación, inflamación y lesiones cutáneas.
Necesitamos para ello usar antioxidantes, estos se deben incluir en la dieta, en forma de alimentos frescos, ricos en vitamina C, en clorofila generalmente son los que tienen más colores o más intensos, que tienen la capacidad de actuar frente a los radicales libres. También podemos incluir suplementos orales antioxidantes, y algunos productos que sean especialmente detox, como G7 aloe detox, Cardo mariano o extracto de açai con alto contenido de antioxidantes. A nivel tópico, conviene usar los sérum antioxidantes, principalmente los ricos en vitamina C , E y A.
Proteger la piel de la polución
La contaminación afecta a que la capa de ozono sea más fina y, en consecuencia, los rayos solares sean mucho más perjudiciales. Es imprescindible usar un buen filtro solar aunque esté nublado, ya que la piel está mucho más sensible a desarrollar manchas.
Es importante hidratar la piel, pues los componentes hidratantes van a protegerla y a mejorar su barrera protectora. Así, dependiendo del tipo de piel, se deben aplicar activos hidratantes como el ácido hialurónico, y en pieles secas aplicar productos algo más grasos, como la manteca de karité o la vitamina E, que formen una película para proteger la capa lipídica natural de la piel.
Y también hay que hidratarse internamente, pues si bebemos mucha agua, nuestro organismo tendrá mucha más facilidad de filtrar las toxinas, y de evitar la deshidratación de la piel debido a la polución y los contaminantes. No sólo es agua, podemos beber sustancias con efectos detox, como pueden ser algunas infusiones, té verde, bardana, ortiga o cola de caballo. Y no solo bebidas detox, los zumos también pueden ser beneficiosos.
Hay que evitar exponerse a la máxima contaminación, procurando (mientras sea posible) no estar en el exterior en las zonas más contaminadas, con actos sencillos como evitar los coches o las zonas de mas tránsito. Sería un error, por ejemplo, hacer deporte, correr o bicicleta cerca de una carretera llena de coches.