Nuestra piel es una de las grandes damnificadas a la vuelta de las vacaciones. Aunque parece que estos días de calor no nos dan tregua, lo cierto es que para muchos las largas jornadas de sol y playa ya han tocado a su fin. Y la piel tiene una serie de necesidades tras estos meses. Tal y como nos explica nuestra colaboradora Meritxell Martí, después del verano, uno de los primeros gestos que deberíamos hacer es eliminar las células muertas, exfoliar la piel e hidratarla.
¿Aún con la piel bronceada?
En breves palabras, el bronceado es la reacción de la piel frente a los rayos solares los UV. Cuando nos exponemos a los rayos solares, nuestra piel reacciona produciendo un pigmento, dependiendo del tipo de piel y del tiempo de exposición, este será más o menos oscuro, es lo que conocemos como el bronceado. Y es que cuando nos exponemos al sol, los rayos UV estimulan los melanocitos para que produzcan melanina y que así esta nos proteja del sol. Esta melanina es la que nos aporta el color bronceado.
Sin embargo, el bronceado ocurre en dos fases. Cuando empezamos a tomar el sol, los melanocitos no han tenido suficiente tiempo de producir melanina y la que las células disponen se distribuye, lo que aunque da un poco de tono, no protege en absoluto la piel, y al no estar protegida es el peor momento para tomar el sol, porque la piel está mucho más sensible y se producirá un mayor daño del ADN celular.
Posteriormente, cuanto más nos vamos exponiendo al sol, la piel empieza a producir melanina en mayor cantidad, ésta se produce en acúmulos y nos bronceamos. Sin embargo, es poca la protección que nos puede ofrecer la melanina en la piel, es por ello que debemos continuar usando fotoprotector, pues en este momento se produce daño en el ADN, y además del bronceado pueden aparecer las manchas en la piel.
En este momento, la piel empieza a engrosarse, aumenta el estrato córneo donde hay más cantidad de células muertas. Es, en cierto modo, el método de protección de la piel frente el sol, lo único que esta capa de células muertas en la piel da a la misma un aspecto envejecido, deshidratado, falta de elasticidad.
¿Por qué desaparece el bronceado?
Sin embargo, no debemos olvidar que el verano se termina y el bronceado se va. Si dejamos de tomar el sol, naturalmente el estrato córneo se va renovando y deja de contener melanina.
No debemos preocuparnos si se nos va mas rápido el bronceado, de hecho es buena señal de salud en la piel y de juventud, la autorreparación de la piel tiene la velocidad adecuada. A medida que nos hacemos mayores, la piel tiene una velocidad de renovación más lenta, es por ello que también se ve más envejecida.
¿Se puede mantener el bronceado?
Cuando vuelves de vacaciones a la ciudad, tras las vacaciones, el sueño es mantener el tono bronceado durante un tiempo. Sin embargo, sabiendo el proceso de formación de la melanina, irremediablemente lo perderemos. Para mantener el color tostado, al ser células que ya están en el estrato córneo, las necesitamos hidratar para que en cierto modo “se queden pegadas” a la piel. Podemos intentar mantenerlo una semana o diez días pero no mucho más.
La piel se va exfoliando naturalmente, pero no todas las partes de la piel se renuevan por igual, es por ello que el moreno queda como a capas, se irá perdiendo por zonas, empezando con las más expuestas al roce y al lavado diario como puede ser la cara, hasta las menos, como pueden ser las piernas, así que si no queremos quedar a topos, lo ideal es exfoliar la piel para eliminarlo totalmente y unificar el tono.
¿Cómo conseguimos eliminarlo del todo y unificar el tono?
Cuando ya han pasado unos días, y no hemos exfoliado, aunque el proceso natural de renovación de la piel es activo no lo hace con la misma velocidad en todas las partes de la piel, y es por ello que aparecen las manchas o ronchas. Si hemos llegado a estar muy morenos, la piel se verá igualmente deshidratada y reseca, por lo que lo ideal es exfoliarla.
Para eso, lo mejor es usar exfoliantes tipo scrub, que contienen pequeñas partículas que “rascan” la piel; pero se debe hacer en la justa medida, pues es preferible repetirlo varios días que pretender eliminar todo el bronceado de una vez. Estos exfoliantes se deben usar con la piel húmeda, aplicar una pequeña cantidad en la mano con agua y masajear.
Tipos de exfoliantes
Existen varios tipos de scrub, dependiendo del tipo de partículas y la base que contengan. Los podemos escoger según el tipo de piel y según deseemos aplicarlos en la cara o en el cuerpo. A los scrub los conocemos como exfoliantes mecánicos, aunque hay muchos otros en el mercado realmente son los más aconsejados para eliminar la capa de células muertas del bronceado.
La piel grasa es más resistente que la piel seca, al igual que la piel corporal más que la facial; por ejemplo, la zonas más fuertes son los codos, los pies y las rodillas.
Los granulitos que contienen estos exfoliantes son los que marcarán la fuerza del producto. Los más suaves son los que contienen productos que mientras los vamos aplicando se van a fundir con el agua, como puede ser la sal marina. Generalmente, estos cosméticos suelen contener también aceites esenciales, por lo que son ideales para zonas grandes como el cuerpo, además, no son muy caros. Meritxell recomienda usarlos en la bañera llena con un poco de agua, así al ir mojando el cuerpo, masajeamos las zonas, insistiendo en codos, pies y rodillas. Los que contienen azúcar van a actuar de la misma manera, el azúcar va a rascar hasta que se acabe fundiendo en la piel.
Hay también otros algo más fuertes, dependiendo de cómo estén micronizadas las partículas naturales, con fibras de cáscara de naranja seca, semillas de amapola, fibras de lino, nuez de albaricoque o melocotón triturada, cáscara de coco o trocitos micronizados de bambú. Estos productos, aunque sean naturales, no dejan de ser fuertes y hemos de tener cuidado de no agredir ni lesionar la piel.
Las últimas partículas que podemos encontrar y que son las más fuertes son las que contienen minerales, como el sílice, el carbonato cálcico, los microcristales de corindón, polvo de diamante o de oro. También se pueden encontrar algunos productos que llevan unas partículas de colores, éstas son material sintético, ya casi en desuso. De hecho, en Estados Unidos las han prohibido por la alta contaminación que producen.
También nos pueden echar una mano los cepillos de limpieza. Estos también exfolian suavemente dependiendo de la fuerza y el grosor de las cerdas del cepillo.
Una vez se ha exfoliado la piel, es importante y fundamental hidratarla. Cualquiera que sea el tipo de piel, sobre todo en el cuerpo nuestra experta recomienda las leches, cremas o aceites que sean muy nutritivos. Cuando la piel todavía está algo bronceada ayudan a que se vea más reluciente y bonita. Éste es el momento idóneo para aplicar algún producto de los que conocemos como prolongadores del bronceado, que de hecho no son más que cremas nutrientes o hidratantes con una pequeña cantidad de autobronceador, lo suficiente para aumentar el tono.
Cómo tratar las manchas de la piel
Hay ocasiones en las que nos exfoliamos la piel y no nos hemos aplicado ningún otro tipo de producto autobronceador ni para mantener el moreno. Es ahí cuando nos damos cuenta de las manchas en la piel. Esto ocurre cuando los melanocitos han producido por error más cantidad de melanina o cuando han aumentado la cantidad de melanocitos (las células) en esa zona.
Las manchas solares mas típicas, sobre todo relacionadas con la edad (generalmente aparecen a partir de los 60 años) y el acúmulo de horas de sol y en personas con piel clara son los lentigos solares (también se los conoce como manchas hepáticas, aunque no dependen del estado del hígado). Se producen cuando la melanina que se va acumulando aumenta mucho, de manera que aparecen como placas marrones, planas e irregulares, algunas veces se confunden con las pecas o verrugas planas. Estas manchas son fáciles de eliminar con un tratamiento médico, tanto láser como crioterapia. Son más frecuentes en personas con piel clara y sensible. Como decíamos, estas manchas no desaparecen solas y para eliminarlas es imprescindible el tratamiento médico, generalmente láser y se eliminan fácilmente en una o dos sesiones.
El otro tipo de manchas son los melasmas, debidas a un acúmulo de melanocitos. El crecimiento de estos es interno, pueden aparecer con cualquier edad y son las que pueden ser malignas, por lo que se deben controlar.
La evolución de las manchas depende de muchos factores hormonales, debido a fármacos o incluso productos de tratamiento o cosméticos que pueden ser fotosensibilizantes.
Por supuesto, no todas son malignas ni iguales, algunas son más superficiales (epidérmicos) que otras, más internos (dérmicos). Cuanto más profundas más difíciles y más tiempo tardaremos en eliminarlas, ya que se necesita renovar toda la piel hasta llegar donde está la mancha y que ésta sea normalizada.
Se puede estimular la renovación de la piel con tratamientos médicos como el láser sobre todo si es superficial. Sin embargo, es aconsejable cuando la mancha es más profunda un tratamiento con despigmentantes, o bien mixto, combinando las exfoliaciones, química, mecánica o con aparatología con los productos despigmentantes. Generalmente, los cosméticos despigmentantes combinan más de un producto, no solo blanqueador sino también exfoliante, con la excepción de aquellos que llevan hidroquinona que suele actuar como despigmentante único.
Entre los despigmentantes más conocidos se encuentran:
-Hidroquinona, se usa al del 2 al 4% y debe estar recetada por el médico, ya que es muy irritativa.
-Ácido kójico: es uno de los productos más utilizados, actúa inhibiendo la producción de melanina.
-Ácido fítico: bloquea la producción de la melanina gracias a su acción en el metabolismo de ésta.
-Ácido ferúlico: suele combinarse con los otros ácidos.
-Ácido azelaico, en los melasmas ayuda a disminuir la actividad de los melanocitos.
-Ácido cítrico: es despigmentante y además exfoliante.
-Ácido glicirretico, es un extracto del regaliz, y actúa como calmante, se suele incluir en los despigmentantes gracias a su acción antiinflamatoria, inhibe igualmente la acción de la tirosinasa.
-L-arbutina, menos irritante que la hidroquinona,sin embargo inhibe igualmente la formación de melanina.
Los productos despigmentantes deberíamos aplicarlos a diario, a ser posible mañana y noche, aunque si notamos que la piel se irrita, conviene parar y volver a empezar cuando la piel está normalizada. Es bastante habitual que se irrite, sabiendo que la composición de estos productos siempre suelen tener el PH muy ácido.
Se deben usar como primer producto de tratamiento, encima podemos aplicar la hidratante, nutritiva y siempre el filtro solar. Es fundamental usarlo, ya que la piel se está afinando por lo que es mucho más sensible a las posibles quemaduras, además no la queremos exponer de nuevo a la reacción de los melanocitos.
Es imprescindible la constancia en el tratamiento de las manchas, ya que de eso dependerá el éxito del tratamiento y su eliminación. Como explica Meritxell Martí, al ser la mayoría de estos productos bastante ácidos van a estimular la renovación cutánea, por lo que realmente no es imprescindible utilizar mientras un tratamiento antiarrugas, pues éstos ya actúan también como antiedad. La exfoliación de la piel siempre estimula la producción de células nuevas y la producción de colágeno y fibras de elastina.