Dice la sabiduría popular que ‘la cara es el espejo del alma’. Sin embargo, en la actualidad, nuestro ritmo de vida se traduce en rostros con más arrugas, deshidratados, y con falta de luminosidad y firmeza, problemas que se manifiestan aún con más fuerza en zonas sensibles y visibles como el contorno de los ojos. Pero, ¡tranquila que no todo está perdido! Los avances nos han dado la clave para paliar los efectos corrosivos del tiempo y el estrés en nuestro rostro.
Pero, antes de incluir en nuestra rutina ‘beauty’ un tratamiento específico, conviene conocer algunas peculiaridades sobre el contorno de ojos.
Esta zona comprendida entre el párpado superior y el inferior es una de las más vulnerables del rostro, ya que, por un lado, el grosor de la piel es más fino que en el resto de la cara y, por otro, es una zona que está sometida a una actividad frenética y constante. Parpadeos (¡más de 10.000 al día!), expresiones, guiños son gestos prácticamente inconscientes que día tras día van marcando el contorno de los ojos y favoreciendo la aparición de pequeñas arrugas de expresión.
Y, por si fuera poco, la zona del contorno carece de músculos que la sostengan, así como de glándulas sudoríparas y sebáceas, que son las responsables de proporcionar la hidratación que nuestra piel necesita. Además, el número de receptores hormonales y capilares que contiene es mínimo por lo que la síntesis de colágeno y los procesos de reparación cutánea se realizan más lentamente. Resumiendo, es un área que reúne una serie de inconvenientes que nos ponen todavía más difícil la tarea de mantener nuestro rostro y, en concreto, nuestra mirada, con ese halo de juventud que tanto nos gusta.
De aquí la importancia de utilizar productos y tratamientos específicos para esta zona tan delicada. Aplicar los mismos productos que solemos utilizar para el rostro es un error que puede generar problemas. Y la razón es muy simple: este tipo de cremas son muy grasas y crean una pátina untuosa sobre la zona del contorno, que no es capaz de absorberla por completo. De la misma forma, el uso de cosméticos como las lociones exfoliantes o los peelings de ácido salicílico es un error que puede generar irritaciones severas. Además, nuestros ojos tampoco se libran y, cuando utilizamos productos hidratantes no específicos, podemos causarles escozor e irritación debido a un pH incompatible con el natural de la lágrima.
Entonces, ¿qué debemos pedirle a nuestra crema para el contorno de los ojos? Ante todo, hidratación. Debe ser lo suficientemente rica y nutritiva como para aportar el agua que le falta a esta zona del rostro que, por naturaleza,es más propensa a estar deshidratada. Después, dependiendo de nuestro tipo de piel y edad (entre otros factores), eligiremos aquellas que nos aporten un plus, como las que contienen activos iluminadores, antiarrugas o antibosas y ojeras.
En la actualidad disponemos de una amplia oferta de productos específicos y exclusivos para esta zona que nos pueden ser de gran ayuda a la hora de conseguir y preservar una mirada joven.
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