'Es bueno que te dé el sol, para que se te quiten los granitos'. Tal vez has escuchado esta afirmación en alguna ocasión, que nos lleva a concluir que el verano es una época de cierta calma o paréntesis para las personas que sufren acné. ¿Pero, es cierta a pies juntillas esa afirmación? ¿Cuáles deben ser los cuidados que deben seguir las personas afectadas por procesos acneicos en los meses de calor?
Hemos hablado con la doctora Cristina Eguren Michelena, dermatóloga del Hospital Infanta Leonor y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, quien nos explica que “se calcula que en el 70% de los casos al tomar el sol de forma moderada los síntomas de acné mejoran, especialmente en el acné con lesiones en el cuerpo”. Las personas con esos granitos, por ejemplo, tan habituales en la espalda, pueden verse beneficiadas por el efecto del sol -siempre con protección-.
¿Puede producirse un 'efecto rebote' y a la vuelta del verano empeorar la situación?
Surge esta duda, sobre todo porque muchas personas, al ver la mejoría en sus lesiones, descuidan el tratamiento, con lo que a la vuelta del verano se encuentran con el problema de nuevo, incluso incrementado. “La mejora tras la fotoexposición suele ser temporal y habitualmente las lesiones reaparecen después del verano. Además, una exposición solar excesiva produce un daño cutáneo, que deja la piel quemada, irritada y deshidratada lo cual estimula la producción de sebo y conlleva a un empeoramiento del acné en las semanas posteriores”, nos explica la doctora.
¿Cómo deben afrontar los meses de calor las personas que suelen padecer problemas de acné?
Deben evitar quemarse con el sol, utilizar fotoprotectores oil-free, no comedogénicos, continuar con sus cuidados habituales (gel limpiador, cremas hidratantes seborreguladoras, mascarillas o exfoliantes) y seguir las recomendaciones del dermatólogo en cuanto al tratamiento, que puede variar en estos meses (hay medicamentos orales fototóxicos, como la doxiciclina, que es mejor evitar en estas fechas, y otros como la isotretinoína que producen sequedad en la piel y por tanto deberán extremar la hidratación y fotoprotección para evitar quemaduras).
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¿Cuáles son los factores desencadenantes del acné?
Hay varias causas implicadas en la aparición de brotes de acné, que van desde la actividad hormonal, como los ciclos menstruales en la pubertad, a episodios de estrés, impulsado por las descargas de las glándulas suprarrenales. También favorece su aparición la toma de algunos medicamentos o el uso de cosméticos poco apropiados, sobre todo maquillajes muy cubrientes o muy grasos, que taponan el poro.
¿Y la dieta? Hasta hace poco se consideraba que en el empeoramiento del acné desempeñaba un papel importante la alimentación, en concreto ciertos alimentos como el chocolate, las patatas fritas o algunos embutidos, entre otros. Sin embargo, cada vez más hallazgos científicos demuestran que esto no es del todo cierto. Estos alimentos ricos en grasas pueden favorecer el aumento de las secreciones sebáceas, y podrían empeorar el acné si está ya desarrollado. El problema se encuentra en la grasa que se produce en la piel, algo relacionado con las hormonas, no con los alimentos ingeridos. Lo que sí es cierto es que muchas mujeres sienten la tentación de comer dulces o grasas durante el periodo premenstrual, lo que suele coincidir con esas alteraciones hormonales de las que hablábamos antes y que suelen provocar granitos. En consecuencia, a aquellas personas que ya sufren de acné se les recomiendan ciertas normas de higiene dietética que, aunque no se considera un tratamiento como tal contra el acné, contribuye a no empeorar su evolución. El consenso entre los profesionales de la salud es observar y controlar la dieta del paciente con acné, evitando el consumo de aquellos alimentos que pueden empeorar la situación.