¿Cuál es la que mejor me va? ¿Mejor en crema, en emulsión o en gel? ¿Con o sin protección? ¿La que huele mejor o la que tiene una textura más ligera? Estas son sólo algunas de las mil y una dudas que nos surgen a la hora de elegir una crema facial. Hay muchos factores de los que depende que nos decantemos por una u otra, como las necesidades que se quieran tratar, el tipo de piel... incluso el olor, la textura y el look del producto intervienen en nuestra decisión.
Está claro que, a veces, estos últimos son componentes que pueden impulsar la balanza a un lado o a otro a la hora de elegir, pero tal y como nos indican los profesionales de Laboratorios Válquer es importante saber qué tipo de contar con un buen diagnóstico que nos ayude a encontrar la que mejor nos va. Para ello, toma nota de estas pautas que, según tu tipo de piel, te lo pondrán más fácil:
- Si tu piel es mixta: la formulación debe tratar de forma equilibrada las zonas más grasas (frente y contorno nasal) y las zonas que presentan un buen equilibrio de hidratación. Será rica en activos de carácter hidratante y que posea una leve actividad reguladora de las glándulas sebáceas.
- Si es seca: necesita una emulsión muy rica en aceites naturales que normalice el manto hidrolipídico que proporciona emoliencia y evita la tirantez y la descamación, síntomas propios de este tipo de piel. Debe contener activos altamente hidratantes, que sean capaces de mantener su efecto 24 horas hasta la siguiente aplicación.
- Si es grasa: se deben aplicar texturas ligeras, con bajos niveles de aceites de tacto suave y con activos que normalicen las secreciones sebáceas y ejerzan una labor purificante que evite la aparición de puntos negros, rojeces y congestión.
POR EDADES:
- Pieles jóvenes: son características de la etapa de la adolescencia. Son pieles que generalmente presentan un exceso de grasa y tienen tendencia a la formación de acné. Se deben tratar con activos purificantes, que regulen las secreciones sebáceas y que eviten la aparición de brillos excesivos.
- Pieles adultas: es el tipo de piel más habitual hasta el entorno de los 40 años. Son pieles generalmente equilibradas pero que necesitan hidratación y activos de tipo nutritivo que las mantengan tersas.
- Pieles maduras: se presentan a partir de los 40 años, generalmente secas y muy necesitadas de hidratación. Es imprescindible su tratamiento con activos antiarrugas y que mantengan y reactiven las funciones tensoras de la dermis.
MÁS VALE PREVENIR...
Es muy importante que, elijas la que elijas, en todos los casos utilices cremas con factor de protección solar para salvaguardar la piel de los efectos que a medio y largo plazo produce la incidencia continuada de las radiaciones ultravioleta del sol. Excepto en casos de intolerancia al sol o problemas de hiperpigmentación, lo más adecuado es utilizar un factor de protección 15 para el uso diario. José Luis Cerrillo, director de Laboratorios Válquer, añade: “La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, y puede que uno de los más desconocidos. La piel nos protege de todo tipo de agresiones externas, por eso es importante su cuidado más allá de la estética, o de tratar de paliar la huella que deja en ella el paso del tiempo”.