No nos equivocamos al decir que Meghan Markle es uno de los personajes de 2018. A unas semanas de cambiar de año, echamos la vista atrás y vemos cómo su estilo se ha convertido en uno de los más seguidos desde que se anunciara su compromiso con el príncipe Harry, pero sobre todo desde su boda real y su nombramiento como duquesa de Sussex. Ha pasado un año desde que Meghan Markle comenzará a aparecer en actos oficiales y compromisos de la Familia Real británica, un tiempo suficiente para que convertirla en una de las tres mujeres más influyentes de la moda, solo por detrás de Kylie Jenner y Kim Kardashian.
Pero si sus looks han sido tan comentados, sus peinados no se han quedado atrás. En sus primeras apariciones, Meghan volvía a colocar el efecto undone y los moños deshechos entre las tendencias, para después ir adaptándose al protocolo imperante con recogidos más sobrios, tocados y pamelas. Lo cierto es que siempre mantiene su sello personal, donde la naturalidad manda, y huye de estilos tan pulidos como la Duquesa de Cambridge, pero poco a poco ha ido evolucionando y sofisticándose.