Apagado, con el color estropeado, quebradizo y con las puntas dañadas... Estos son solo algunos de los efectos del sol en tu cabello. El astro rey lo daña igual que lo hace con tu piel y puede causarle un buen númeo de problemas. El pelo también se quema, y es en ese momento cuando los protectores capilares se convierten en uno de los imprescindibles de nuestro neceser veraniego si no quieres volver a la vuelta del verano con el pelo muy castigado, directa a la peluquería, tal y como nos confirma Adolfo Remartínez, creador de Nuggela & Sulé, quien explica que tras 10 días de exposición de nuestro cabello al sol, la queratina ya se ha degradado por completo y este está extremadamente seco, frágil, opaco y quebradizo.
Y es que, tal y como nos explican en los laboratorios Pierre Fabre, el sol es el mayor enemigo del cabello: a dosis razonables, proporciona unos bonitos reflejos que iluminan el cabello, pero hay que poner especial atención a la sobreexposición. La combinación entre el sol, la sal, el viento y el cloro, altera el film hidrolipídico protector del cabello. Por lo que las escamas de abren, y el cabello pierde materia y se vuelve quebradizo.
Por todo esto, hay que tener siempre a mano (¡y usar!) alguno de los productos que hemos seleccionado.