Su creadora, la diseñadora británica Rachel Bowditch, asegura en su web que se dio cuenta de que en el mercado solo había plantillas "feas y poco eficaces" que no evitaban el dolor de pies, por lo que se puso manos a la obra para fabricar un producto de calidad que pusiera fin a su 'sufrimiento'. Así, después estudiar fabricación de calzado y pasar seis meses probando prototipos, encontró la solución.