Si hay algo que caracteriza a María Pombo es que es transparente con sus fans. La influencer ha conseguido formar una gran familia con sus más de 1,4 millones de seguidores y le encanta compartir su día a día, sus pensamientos, sus proyectos... aunque a veces su espontaneidad se vuelva en su contra y muchos haters aprovechen para criticarla. Pese a ello, la madrileña sigue siendo fiel a sí misma y esta semana ha vuelto a demostrarlo al contar los problemas que está teniendo en la piel. "Estoy pasando por la adolescencia en esta cuarentena", ha escrito junto a varias imágenes.
"Con el maquillaje no se ve, pero me están saliendo muchos granitos", dice la mujer de Pablo Castellano, que ha mostrado su piel totalmente desnuda y sin filtros. "Digo muchos, porque yo no estoy acostumbrada a que me salgan varios a la vez", ha puntualizado María, sabiendo que algunos de sus seguidores podrían pensar que lo que tiene no es para tanto. Con el humor que la caracteriza, la creadora de la firma de moda Name the Brand ha preferido quitarle importancia y ha bromeado diciendo que "los efectos de Instagram son muy dañinos para nuestra salud". Además, al compartir sus problemas de piel se ha dado cuenta de que no es la única que lo está sufriendo. "¡Por lo visto, nos está pasando a muchas!", ha publicado en sus redes sociales dando dos opciones a sus fans: "Si, yo igual" o "Qué va, yo la tengo perfecta".
- El motivo de las lágrimas de María Pombo
María está más que acostumbrada a que todo lo que dice o hace sea analizado con lupa. Sabe que las redes sociales son un arma de doble filo, sin embargo, ella siempre intenta ver el lado positivo y quedarse con los comentarios tan cariñosos y bonitos que le dedican sus fans. Eso no quiere decir que, en ocasiones, llegue al límite y termine harta de las críticas, como sucedió el pasado mes de enero. "Por más que lo intento entender, me parece muy injusto y despreciable", decía la madrileña después de ver un vídeo de una chica que la criticaba no solo a ella, sino también a su hermana Marta y a su cuñado, Luis Giménez. "Me impresiona que se esté poniendo cada vez más de moda el meterse con el físico de la gente o con la gente en general en las redes sociales. Me impresiona que estos perfiles acumulen miles de seguidores y que les rían las 'gracias' a sus insultos y desprecios a otras personas".
"Yo, gracias a Dios, me he adaptado a la crítica fácil, me he adaptado al insulto y a las faltas de respeto (aunque a veces no pueda evitar enfadarme o sentir dolor). Pero las redes sociales son mucho más. Tienen mucho más poder que el mero hecho de meterse conmigo o con mi familia", se quejaba la influencer, añadiendo que: "Aún con todo esto, entiendo que se me critique, entiendo que no todos pensamos igual y que lo que digo o hago no sean siempre un modelo a seguir para todas las personas. Pero de lo que sí estoy segura es de que jamás se me podrá echar en cara que he menospreciado, insultado o humillado a una persona gratuitamente por su físico o forma de ser".