Si hay algo que caracteriza a Chrissy Teigen es que siempre se muestra muy sincera con todo lo que comparte en sus redes sociales. La mujer del cantante John Legend tiene más de 40 millones de seguidores y no tiene problema en hablar de temas muy delicados, como son sus problemas de salud o sus complejos, respondiendo con humor a los haters que critican su físico. La modelo quiere, ante todo, reivindicar la naturalidad en un mundo en el que, según sus propias palabras, "las personas piensan que todo es perfecto". Así lo ha confesado en la entrevista que ha concedido a la edición británica de Glamour, donde ha hablado del daño que está haciendo el uso de los filtros. "La gente los usa para que te olvides de cómo son las caras o los cuerpos normales", dice Chrissy, que no está de acuerdo con el cambio que se está produciendo en los cánones de belleza. "No es justo y sientes envidia de los cuerpos que tienen otras personas. Es mentir a la gente por omisión".
Quizá fue el hecho de querer ser como los demás lo que la llevó a querer cambiar su físico cuando tenía 20 años. Teigen, que debutó como modelo en el año 2010 en el número especial de bañadores de la revista Sports Illustrated, ha hablado por primera vez de un tema del que hasta ahora nunca se había pronunciado: su aumento de pecho. "
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"Solo me puse relleno, para que fueran más redondos y firmes (...) pero ahora me lo quiero quitar. Si pudiera hacer algo, sería una elevacion de pecho", asegura la presentadora del programa Lip Sync Battle, que no tiene muy claro que quiera volver a pasar por el quirófano. "Se supone que debes reemplazar (los implantes) cada 10 años. Pero cuando tienes hijos, piensas en la cirugía y dices: 'Esta no es la forma en la que quiero morir'".
Chrissy reconoce que se ha pasado "décadas" criticando su cuerpo, pero ahora que tiene 34 años ha conseguido dejar atrás los complejos. "Me pesaba cada mañana, tarde y noche. Lo hice durante ocho años", explica la modelo que vio cómo su cuerpo cambió tras sus dos embarazos. "A veces me miro en la ducha y pienso: 'Arghhh, estos niños...', pero ahora no me tomo la estética tan en serio. Es muy gratificante no tener esa presión de ponerse un traje de baño y verse bien para una revista mientras corres por la playa, que era lo que me pasaba cuando trabajaba como modelo. Ya tengo suficientes cosas por las que enfadarme conmigo misma como para añadir una más", dice riéndose.