Además de un talento con el que ha conseguido mantenerse en la cima del éxito profesional desde la adolescencia, Scarlett Johansson también está considerada como una de las mujeres más bellas de la gran pantalla. Sus looks no dejan a nadie indiferente y no tiene miedo de experimentar con el maquillaje, desde los labios rojos estilo femme fatale hasta el iluminador que simula el efecto de haber dormido 8 horas, con un resultado sobresaliente. Sin embargo, de todos los looks de belleza que ha defendido en la alfombra roja, hay uno que nunca repetiría y que ha señalado recientemente como uno de sus mayores arrepentimientos beauty: el peinado de fiesta que llevó a los Tony Awards del año 2004.
“Hubo un año en el asistí a los Tony Awards, debía tener como 19 o 20 años. Quería parecerme a la actriz Jane Harlow con mi peinado”, revela Scarlett a la revista People. Harlow fue una de las estrellas más deseadas durante la década de los 30 y estaba considerada un sex symbol de la época. Pero el resultado tras la sesión de peluquería no fue exactamente el que Johansson tenía en mente: “Fue con una plancha de pelo en zigzag. Básicamente, una plancha de pelo en zigzag había tomado el control de toda mi cabeza. En fin, fue una locura eléctrica”, bromea la neoyorquina.
Aunque las melenas rizadas lleven meses consideradas como uno de los looks de tendencia del momento, lo que la actriz buscaba eran unas ondas al agua estructuradas y con extra de volumen en los laterales como las de Jane. Es cierto que el volumen sí que lo consiguió, pero el rizo era demasiado cerrado y el acabado muy encrespado en comparación con el peinado característico de la intérprete de ‘La pelirroja’.
A pesar de este tropiezo en su historial, la celebrity no ha dejado de experimentar con su melena, la cual ha cortado, teñido y peinado de decenas de formas diferentes sin miedo al resultado: “Lo mejor de los tintes es que es algo totalmente temporal”, concluye la estadounidense cuando le preguntan sobre sus cambios de look, una actitud valiente que demuestra el carácter camaleónico de la estrella de cine.