Hace unos días, Irina Shayk revelaba cuál es uno de sus snacks favoritos para controlar el apetito entre horas, los nachos con guacamole, una elección que demuestra que sus impresionantes medidas no se consiguen pasando hambre. La prueba de que su método de alimentación y ejercicio funciona es la última imagen que ha compartido a través de sus perfiles sociales, un selfie frente al espejo en el que la supermodelo demuestra, una vez más, que tiene un físico escultural. Lo más soprendente es que Irina ha asegurado varias veces que no se siente una supermodelo, sino una persona normal, una afirmación que cuesta creer cuando viene de una de las mujeres más deseadas del planeta.
Aunque la supermodelo siempre ha tenido una anatomía privilegiada, cada vez que sube una foto en lencería o en ropa de baño está más espectacular. Su rutina de entrenamiento incluye sesiones de Pilates, con las que se tonifican los músculos y se consigue una figura más esbelta, ejercicios funcionales y tratamientos con los que quema calorías mientras se relaja en una sauna de rayos infrarrojos: “Te deshaces de las toxinas desde el interior. Te hace sudar de verdad, pero no es un sudor como el de entrenar. Voy una o dos veces a semana cuando estoy en Nueva York, y siento como que hago deporte porque se pueden quemar unas 600 calorías”, reveló a W Magazine.
A pesar de que su dieta suele ser muy saludable, Shayk asegura que las restricciones no van con ella, de hecho, en la misma entrevista reveló cuál es el plato con el que comienza el día: “Cuando me despierto, tomo un vaso de agua caliente con limón, una taza de café y un poco de tarta”. Una combinación que dista mucho de la que elegirían muchas de sus compañeras de profesión como Gisele Bündchen o Romee Strijd, quienes no dudan en señalar las bondades tomarse una tostada integral con aguacate.
Entre comentarios de “Diosa”, “Espectacular”, “Respeto, para eso se necesitan muchas horas en el gimnasio”, “Necesito este cuerpo” o “Estás muy fuerte”, la celebrity conquista Internet gracias a su anatomía. Una perfección que Irina ni reconoce ni quiere, pues hace pocos meses aseguró que es una persona normal: “No me despierto y digo, ‘Oh Dios mío soy tan perfecta’. Me despierto y digo, ‘Quizás es hora de ir al gimnasio, tengo celulitis”.