Anticaspa, para pelo coloreado, graso, dañado... Hay tantas opciones al alcance de tu mano, que no siempre es fácil decidirse a la hora de comprar el champú que mejor le va a nuestro cabello. Tal vez la clave es que no siempre escuchamos a nuestro pelo y sus necesidades. Por eso, hemos querido hablar con varios expertos para que nos expliquen cuáles son las recomendaciones para acertar a la hora de elegir el mejor producto para lavar nuestra melena. “Debemos fijarnos en las características del cabello, pues cuanta más información, mayor será la probabilidad de acertar en la elección. Lo ideal es una vez lo hayamos analizado, creemos la fórmula perfecta con un ritual que fusione el uso de champú y acondicionador", explica Marina Morán, responsable de producto de la marca Naturalmente. "Hay que distinguir entre cubrir las necesidades capilares y saturarlo, que es lo que sucede muchas veces, pues conceptos como nutrición e hidratación se confunden con facilidad cuando nada tienen que ver. Nutrir es ‘dar de comer’ e hidratar es ‘aportarle agua’. Saturar el cuero cabelludo significa que provocamos una obstrucción del bulbo piloso y, por tanto, eso ocasiona diferentes problemas como descamación, picor, caída…”, cuenta la farmacéutica Esther Sansi.
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El cuero cabelludo, clave
Ahora bien, ¿en qué nos debemos fijar cuando estamos decididos a probar un nuevo champú? “El criterio de compra lo debe marcar siempre el cuero cabelludo y debe tratar siempre los problemas de este. Si se tiene normal, ya depende del efecto que queramos conseguir y podemos escoger a la carta. Lo que sí es aconsejable es utilizar en verano un champú de línea solar”, nos cuenta Eduardo Sánchez, director de Maison Eduardo Sánchez. Al ver en qué estado se encuentra nuestro cuero cabelludo, podemos, en opinión de Valeria Costa, de Aquarela Peluqueros, comprobar si nuestro pelo es normal, seco o graso. El primero, según la experta "se identifica fácilmente porque la raíz tiene brillo y necesita una frecuencia de lavado de un día sí, día no. En este caso se recomiendan los productos hidratantes porque aportan agua, brillo y mantienen la salud y humectación del pelo. En sus etiquetas suelen aparecer ingredientes como aloe vera, agua de coco, pantenol, extractos de frutas antioxidantes, frutos rojos, bambú, etc". Mientras, explica que en el pelo seco notamos que la raíz no tiene brillo, flexibilidad ni movimiento. "Los productos nutritivos son sus grandes aliados porque contienen activos grasos que reponen los lípidos del cabello y están especialmente indicados para pelo seco, muy seco, dañado, con mechas o decoloraciones. Se reconocen porque en sus fórmulas aparecen aceites como el de argán, almendras, aguacate, coco, etc". Por último, Valeria Costa cuenta que "si lavas el cabello por la mañana y al cabo de unas horas presenta un aspecto descuidado, 'sucio' o apelmazado, no hay duda, tu cuero cabelludo es graso. Los productos para pelo graso, mixto o pH neutro son los más indicados porque limpian sin alterar ni irritar el cuero cabelludo. Es importante recalcar que, a mayor número de lavados, más suave debe ser el producto. Y ojo a los casos de raíz grasa y puntas secas porque, aunque la melena presente un aspecto seco o quebradizo, el champú siempre debe ser para cabello graso, evitando los productos nutritivos".
Para Caroline Greyl, Presidenta de Leonor Greyl, no conviene confiar en los “productos que generan mucha espuma ya que, normalmente, privan a la fibra capilar de sus aceites naturales”. Apunta, además, que también “hay que tener en cuenta el lugar en donde estemos, el clima y la calidad del agua ya que estos factores impactan directamente en el brillo y en el resultado del lavado”. La estilista Diana Daureo coincide y recuerda que no debemos olvidar que el pelo pasa por distintos estados a lo largo del año, y recomienda prestar principal atención a tres factores: el cuero cabelludo, el tipo de cabello y a los trabajos técnicos que tenga (mechas, tinte, decoloración…) para así poder elegir el que más se adecúe a cada uno.
¿Hay que cambiar de champú de vez en cuando?
Otra de las preguntas clave es si conviene cambiar de vez en cuando de producto. Hay opiniones encontradas. Para Caroline Greyl, “es un mito que con el tiempo los champús dejen de funcionar y haya que cambiar de producto. No es que no funcionen, es que hay que estar atenta a la evolución del cuero cabelludo y adaptar el champú a las necesidades variantes de este. Para ello, nada como ir al especialista para que haga un buen diagnóstico”. Diana Daureo nos explica que “teniendo en cuenta que los estados del cabello son distintos, debemos adecuar el champú a estos estados que pueden variar por las hormonas, estación del año, coloración…”. Marina Morán sí que lo recomienda, pues las necesidades del cabello suelen ser temporales, dependiendo de nuestro estado de salud, el clima al que estamos sometidos, la rutina de cuidado capilar… “Un ejemplo: gente que tiene el pelo seco tiende a utilizar siempre champús hidratantes sin descanso y no ven una mejoría, esto ocurre porque saturan el cabello con un exceso de hidratación y este se defiende expulsando todo el porcentaje de hidratación, tanto el necesario como el sobrante. Es su mecanismo de defensa”, nos cuenta. “A veces te habrás dado cuenta de que un producto que te iba fenomenal deja de dar los resultados que tenías y eso también puede ser debido a que se ha saturado el cabello sobre todo en zona de cuero cabelludo. Para ello recomiendo, al igual que hacemos exfoliaciones faciales, hacer un peeling capilar para eliminar células muestras que taponan u obstruyen la oxigenación y así revitalizar la zona. Con una cada 3 meses sería suficiente, a mí me encanta hacerlo en cada cambio de estación”, añade la farmacéutica Esther Sansi.
Por último, ¿algún truco infalible para saber si hemos dado en el clavo a la hora de elegirlo? “Observar cómo lavado tras lavado el cabello está suelto y brillante”, nos cuenta Diana Daureo. “Siempre recomiendo el asesoramiento de un profesional experto en diagnóstico y cuidado capilar. Pero si no contamos con esa ayuda extra, la única manera de saber si se ha acertado o no en la elección del champú es valorar los resultados en 3 semanas respondiendo a las siguientes cuestiones: ¿Hemos cumplido con nuestro objetivo totalmente? ¿Hay una mejoría? He solucionado un problema pero, ¿ha aparecido otro?”, cuenta Marina Morán.