Julia Roberts asegura no entender por qué las mujeres tienen tanto miedo a los carbohidratos, ella los incorpora en su dieta habitualmente y siente debilidad por las galletas con pepitas de chocolate. Además de la actriz, muchas son las modelos que no solo no reniegan de este grupo de alimentos, sino que los comen a diario como es el caso de Josephine Skriver y Jasmine Tookes. Julia es la prueba de que comer pasta o arroz no es incompatible con perder peso pues recientemente confesó a Bang Showbiz que bajó una talla de pantalón durante el rodaje de la serie Homecoming. Para conseguirlo no necesitó un entrenador personal, ni siquiera pisar un gimnasio o seguir un régimen. La clave estuvo en la actividad de su día día.
“Se llama cardio acting y es tan sencillo como sacar partido a las actiidades cotidianas. Hablar por teléfono mientras te mueves, llevar tacones e ir arriba y abajo por las escaleras todo el día... ¡Bajé una talla de pantalón de verdad!”, aseguraba la actriz. Gracias a evitar el sedentarismo y hacer ejercicio cardiovascular de forma casi involuntaria, la estrella consiguió bajar de peso de forma natural.
Imitar a la intérprete y olvidarse de subir o bajar pisos en ascensor puede parecer un pequeño paso, pero utilizar siempre las escaleras es un método al alcance de todas para quemar calorías y tonificar piernas, glúteos y abdomen. De hecho, hace un año se viralizó en internet el llamado ‘reto de las escaleras’, que consistía en subir y bajar escalones durante trece minutos cargando una botella de agua en cada mano para trabajar también los brazos.
Aparte de su estilo de vida activo, la actriz reitera que se niega a seguir dietas restrictivas: “Me volvería loca. Así que creo que lo mejor es relajarse, beber agua, dormir lo suficiente y estar alegre”. Además, Julia inculca a sus hijos la importancia del mindfulness a la hora de comer y aplica esta filosofía que anima a vivir conscientemente el momento presente cuando se sientan a la mesa. Algunas de las claves que ayudan a conseguirlo son masticar despacio, disfrutar de cada sabor y de cada bocado, preparar platos que nuevos de vez en cuando para estimular la curiosidad y el interés por la comida, o no levantarse nada más terminar de forma mecánica, sino alargar la sobremesa el tiempo que sea posible para vivir plenamente el aquí y el ahora.