Emily Ratajkowski siempre ha confesado que su rutina de belleza es simple, y sus tres imprescindibles así lo prueban. Rellenar bien las cejas para enmarcar las facciones, llevar los labios muy hidratados y, su favorito, aplicar colorete con una técnica que imita el aspecto bronceado de la piel después de un día de playa son los tres pasos con los que logra tener siempre buena cara. En cuanto a su alimentación, la modelo suele contar que no se niega ningún antojo y que su desayuno favorito es un tipo de croissant llamado ‘kouign-amann’. A pesar de ello, en una entrevista concedida al portal Byrdie recientemente, Emily admitía que desde hace un tiempo se toma más en serio la alimentación y que le concede mucha más importancia al cuidado de la piel que antes por una razón: “Me he convertido en una persona adulta y me dije, vale, no puedes estar exhausta todo el tiempo”.
Hace unos años, en una entrevista que concedió al presentador estadounidense Jimmy Kimmel, la modelo y actriz aseguró que su nevera contenía básicamente restos de comida a domicilio. Sin embargo, su estilo de vida ha cambiado desde aquellas declaraciones: “Solía ser el tipo de persona que pedía comida mexicana y luego una pizza entera y pensaba, qué más da. Pero no me sentía bien. Ni siquiera me satisfacía, ¿sabes? Me comía la mitad y pensaba, ‘Me tengo que terminar esto’. Así que creo que controlar las porciones, por muy obvio que suene, me ha cambiado la vida”.
Además de en su dieta, Emily también ha introducido algunos cambios en su rutina de belleza al darse cuenta de la importancia de tomarse en serio el cuidado de la piel: “Ni siquiera tiene tanto que ver con cumplir años como con madurar. Antes no solía limpiarme la cara antes de irme a la cama, lo que ahora me resulta muy chocante. No me importa lo cansada que esté. Me lavo siempre la cara y utilizo una crema con retinol”. Este activo muy utilizado en cosmética, es conocido por su acción anti-arrugas y suele estar incluido en fórmulas específicas para la noche porque no se debe exponer la piel al sol después de aplicarlo.
Por último, el ritmo de vida de Emily es otro factor que también ha cambiado, y si antes no podía perderse ningún evento, ahora disfruta de los momentos que tiene para sí misma: “Estoy encantada cuando me digo, vale, esta noche voy a ser yo misma. No voy a acudir a ese evento extra”. Una actitud que le permite hacer otras cosas aunque su marido tenga compromisos profesionales: “Le digo, haz lo que necesites. Yo voy a quedarme aquí y cuidarme”.