El 22 de marzo, Ariel Winter acudió al estreno de la película que protagoniza junto al veterano Burt Reynolds y complementó su explosivo naked dress de pailletttes dorados con un maquillaje al más puro estilo Hollywood: labios rojo vibrante y mirada rodeada por unas dramáticas pestañas. Ese mismo día, se celebraba en Nueva York otro estreno protagonizado por otra de las actrices del momento, Bella Thorne, y la famosa pelirroja eligió un maquillaje menos conservador que el de Winter pero con un detalle en común, unas pestañas ultra largas. Lejos de recurrir a las postizas, ambas han optado por las extensiones del salón californiano Mav Lash Extensions como ya han dicho en las redes sociales, una opción algo más permanente con la que no tienes que despedirte de tu look cuando la fiesta se acaba.
Las extensiones son una opción perfecta para aquellas personas que quieren tener más longitud, volumen y cantidad de pestañas con un resultado totalmente modulable: más dramático o natural según preferencias personales. El tratamiento tiene una duración de una hora aproximadamente y consiste en colocar una extensión de pestaña sobre cada pestaña propia. A partir de las 3 semanas, se recomienda acudir de nuevo al centro para retocarlas ya que las naturales habrán empezado a crecer.
En España, existen varios centros en los que se aplican extensiones de pestañas como Sundara, donde se puede elegir entre la aplicación de 40, 60 u 80 extensiones de pestañas según la densidad que necesite la clienta; Lovely Lashes, una franquicia que cuenta con salones en varios puntos de la capital; o Mírame Lashes & Brows, que ofrecen un pack para novias que incluye, además de la aplicación de las extensiones de pestañas, un diseño de cejas personalizado. Después de la aplicación de extensiones de pestañas, hay algunos detalles que se deben tener en cuenta, como que los desmaquillantes, eyeliners o cualquier cosmético con base de aceite no son recomendables, o que para quitárselas es necesario acudir de nuevo al centro de estética para hacerlo. La tentación de tirar de ellas en vez de acudir a los profesionales no solo es dolorosa, si no que puede provocar calvas al quitar también las pestañas naturales.