Durante décadas, se ha señalado al sol como el principal causante extrínseco del envejecimiento de la piel. Que los rayos solares favorecen la aparición de arrugas y manchas es una realidad que tenemos asumida y de la que nos protegemos a diario con cremas y maquillaje. Pero, como han probado estudios recientes, ese no es el único factor ambiental que daña y envejece las células cutáneas. La contaminación, con una influencia creciente en la vida de quienes viven en los entornos urbanos, puede también alterar las células cutáneas, restar luminosidad al rostro y ensuciarlo, acelerando el proceso de envejecimiento hasta un 10%.
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Cuando ciudades como Madrid o Valladolid dan la voz de alarma y activan su protocolo de contaminación, un episodio que hemos vivido más de lo recomendable últimamente, los niveles de micropartículas dañinas en el aire (como dióxido de carbono o dióxido de nitrógeno) están cerca de superar los límites de salubridad. Pero, mucho antes de llegar a esta situación extrema, esos elementos suspendidos en la atmósfera ya han afectado directamente al órgano más expuesto que tenemos, nuestra piel. Así lo demostró un estudio publicado recientemente en el Journal of Investigative Dermatology que, tras analizar los efectos de la polución en 400 mujeres, concluyó que "la aparición de manchas oscuras en la piel y la formación de pliegues nasolabiales más pronunciados" está directamente relacionada con las partículas suspendidas en el aire urbano.
Estas micropartículas presentes en el ambiente de las ciudades se adhieren a la piel a lo largo de todo el día. Producen estrés oxidativo e inflamación en las células cutáneas, con consecuencias como "deshidratación, poros abiertos, manchas, rojeces o reducción del oxígeno", según explican desde Bioeffect. Para combatir este efecto que desencadena arrugas y manchas, la piel requiere antioxidantes extra que actúen contra los radicales libres. Y la cosmética puede aportárselos, así como también puede redensificarla para hacerla más resistentes a los agentes contaminantes.
Pero además de protección, para reducir el daño de la polución en la piel es fundamental eliminar las partículas y la suciedad que la piel va atrapando durante la jornada. Por eso hoy es más importante que nunca seguir un ritual de limpieza adecuado, especialmente a la noche ya que es entonces cuando las células se regeneran. El agua micelar, uno de los secretos de la cosmética coreana, se perfila como una de las opciones preferidas y más eficientes para limpiar del rostro toda la suciedad de la ciudad.
"La polución es hoy el tema que más nos preocupa y del que más vamos a hablar en las próximas décadas", afirmaba Jean Krutmann, director del Leibniz Research Institute for Environmental Medicine en Alemania, a The Guardian. Los laboratorios de cosmética ya se han puesto manos a la obra, tanto investigando como lanzando nuevas fórmulas, para que, igual que hicimos poco a poco con los protectores solares, consigamos que los productos de belleza antipolución sean parte de nuestro día a día, igual que lo es, desgraciadamente, la contaminación.