En cuestiones de piel, las asiáticas tienen matrícula de honor y no es difícil darles la razón cuando dicen que un buen ritual de limpieza requiere muchos pasos y poca prisa. Entre estos, se encuentran el uso de las esencias. Una palabra que a nosotras, las europeas, nos suena a perfume y que, sin embargo, es clave en esta rutina. "Su principal función es ser un potente hidratante. Mejora la textura de la piel, haciendo que sea más tersa y suave y, además, es de muy rápida absorción debido a su textura muy ligera, casi agua", explica Ruth Macías, responsable de la marca cosmética Suiskin en España. A estas bondades añade que "las esencias aportan un plus de luminosidad, antiedad y son bien toleradas por la piel".
Hay que aclarar que no es un sérum. A pesar de que sus funciones son similares, la esencia trata la dermis a nivel celular. Una buena manera de diferenciarlos es que las esencias son más ligeras. No obstante, la fórmula del sérum cada vez se está volviendo menos densa, y aunque ambos productos suelen contener grandes dosis de principios activos, las esencias llegan a las profundidades de la piel y la preparan para continuar con los siguientes pasos del ritual.
Ruth afirma que, especialmente en Corea, "la rutina de cuidado diario está basado en el layering o 'sistema en capas'. Es decir, se van aplicando una serie de productos y en un orden determinado, de forma que los distintos niveles de la piel los absorban de la manera más eficiente, con sus nutrientes y principios activos". El momento correcto de aplicarla se sitúa entre la limpieza facial y el tónico y como dato curioso, apunta Macías, "si se aplica sérum o crema cuando la esencia todavía no se ha secado sobre la piel, se multiplica su capacidad de hidratarla".
¿Cómo se utiliza?
Después de limpiar el rostro y aplicar el tónico con un algodón, extendemos la esencia con la yema de los dedos, presionando ligeramente con toquecitos sobre toda la piel hasta su completa absorción. A continuación, le llega el turno al sérum y a los demás tratamientos, incluida la hidratante.
Este imprescindible en las dobles y triples limpiezas orientales, junto a sus interminables "capas", se está abriendo hueco en los tocadores de Occidente por su gran fama como activador de luminosidad y juventud. Y es que el ritual de belleza se queda corto si no añadimos el eslabón pre-hidratación a la cadena de cuidado facial. Una cadena que, según Macías, "estaba simplificada a los tres pasos de: limpiar, hidratar y nutrir" y en la actualidad está cambiando debido a que, "la consumidora comienza a entender este tipo de cosméticos y a saber cómo y cuándo se aplican", puntualiza. Todo ello nos lleva a pensar que, con las esencias ocurrirá lo mismo que con la ya mítica BB cream: ocupará un lugar entre los VIP, en el front row de nuestro tocador.
En la galería te presentamos algunas esencias